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martes, 22 de marzo de 2016

~El Segundo Ocaso~ Profecías

Texto sobre la Öiyya. Pergamino realizado por Fernando López Ayelo

No sé si lo he dicho alguna vez, pero soy una fanática de las profecías. No profecía tipo Crónicas de Mallorea que te destripa toda la saga en un párrafo, sino tipo «no sé qué narices quiere decir esto» y que el autor retuerce y retuerce hasta que se cumplen de formas que jamás sospecharíamos. O que no se cumplen, nunca se sabe.

En el Segundo Ocaso encontramos muchas, muchísimas, tantas que seguro que me dejo alguna. Hay profecías en libros, en sueños, en visiones, en almas atrapadas en la roca y dioses juguetones aparcados en el mundo terrenal. Unas ya se han cumplido, otras ya tuvieron lugar y algunas más no se sabe si se acabarán convirtiendo en realidad. ¿Sabremos averiguar su significado?

Profecía del Segundo Ocaso

La serpiente alzará la cabeza.
La isla azul, el hielo verde, el resto se cubrirá de arena.
La Dama de Ahdiel morirá sin descendencia,
su Ciudad desaparecida, su mundo muerto.
Lo que se separó jamás volverá a unirse,
lo real será ilusorio, la ilusión realidad.
Y ya no habrá Muerte.
Del Abismo se alzarán los olvidados, el Tiempo con el Tiempo.
El que no tiene nombre surgirá de la Ciudad de Arena
y su nombre será el que subyugue el Mundo.
El Ocaso será el Amanecer.
El Final será el Principio.

«Susurros en la oscuridad. Un atierra de oro, dicen. Oro en polvo cubriendo los campos, las ciudades, el cielo. Una reina que es más que una reina. Una corona palideciendo hasta volverse de plata… Plata, como la muerte».

«Lágrimas de hielo que caían a la arena roja, siseando al entrar en contacto con los granos ardientes. Bajo una daga ensangrentada, un bebé abrió los ojos; una gota de sangre cayó sobre su brazo gordezuelo. Un pedazo de hielo se derretía entre los dedos blancos y alargados de una mujer.
»[…]Una joya de plata brillaba entre dos zafiros; ante su  mirada, la plata se ennegreció atacada por la pátina del tiempo. El cuerpo desnudo de una mujer se retorcía entre sábanas de lino blanco. La arena cubría un pergamino en el que aún se distinguían, bajo los minúsculos granos, las líneas de un mapa.
»[… ]Un hombre trepaba a un trono en llamas; en él descansaban una mujer de mirada vacía y un anciano de piel gris y sonrisa triste. La trenza dorada de una joven, empapada en sangre, goteaba como la brocha de un pintor; gotas carmesí caían una a una sobre su palma extendida. Un niño se agitaba en una cama de seda roja, clavando sus ojos muertos en él.
»[…]Un rayo de sol cayó sobre la estatua de hielo de un hombre que empuñaba una espada reluciente como el cristal. Un rey pugnaba por arrancarse la corona sujeta a sus sienes con clavos de oro; la sangre brotaba de su frente como de un manantial, lagrimas rojas que le caían por un ojo, cegándolo. La luz de las estrellas iluminaba un cruce de caminos.
»[…]Creyó oír el sonido distante de los cuernos. Un caballo sin cabeza galopaba por una ciudad en ruinas; sus cascos golpeaban el mármol blanco y negro de las calles desiertas. Una mujer daba a luz a una criatura en sangre. Un hombre con un solo ojo lo mirabafijamente».

«Seis tumbas. Seis piedrecitas en el lecho del río de la historia. Seis cantos que cambian su curso. Seis lápidas sin nombre: solo la Muerte recuerda. Seis muertos que nadie conoce. Seis vidas por la Vida. Seis hombres en cuyo nombre se alzará Ridia».

«Hay cosas que no son lo que parecen. Hay personas que no son quienes dicen ser. Hay verdades que son falsas y mentiras que son ciertas. Hay leyendas que aún no han sucedido y profecías que anuncian el pasado. Y hay un juego. Y se acerca el final».

«Las estrellas. Os han visto. […] Os conocen. Y saben que el que no tiene nombre será la causa de vuestra caída».

«El que no tiene nombre surgirá de la Ciudad de Arena, y su nombre será el que subyugue el mundo». Es quizá el fragmento que más controversia ha creado entre los estudiosos, pues su sentido literal parece meridiano en una primera lectura. Pero los dioses no hacen profecías comprensibles para los mortales, al menos antes de su cumplimiento. A los dioses les gusta jugar.

El Que No Tiene Nombre también aparece mencionado en las Profecías de la Tercera Era: «Nacido de la muerte entre el acero azul y la arena de sangre, en su mano portará la vida de su propia carne y tras sus pasos llegará la destrucción del mundo. Pues él será el Heraldo, el Anunciador, y traerá consigo el Ocaso».

«...hay Orden, hay Caos... Hay Vida, hay Muerte... Luz y Oscuridad. El padre de nadie, el hijo de nadie... La espada de hielo. La espada del Norte... lo vieron los ojos del cielo... y su nombre será el que subyugue al mundo. Son dos. Dos. Siempre son dos».

«El agua abre caminos en la roca. Los pies de los hombres trazan sendas en la tierra. Los caminos se abren. Las sendas se revelan. La arena se cubre de hielo; la nieve, de agua; la tierra, de sangre. Los caminos se abrirán para ti […]. Busca la Espada del Norte; busca al Tejedor de los Mundos. Rompe la piedra».

PD: Si queréis saber más sobre el Segundo Ocaso podéis seguir investigando en el blog o en la web oficial de la saga.




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