Quizá has llegado aquí siguiendo la estela de este titular tan alucinante y sensual. O quizá seas un loco que me lee habitualmente (en cuyo caso, ¡GRACIAS!). Tanto en uno como en otro caso, antes de comenzar tengo que advertirte…
Estás
ante uno de esos artículos que te prometen la verdad absoluta con luces de neón
y te acaban dando una palmadita en la espalda y un fuerte dolor de cabeza. Vamos,
como el 90% de los artículos que encuentras en blogs como este o en periódicos.
Pero los míos los puedes leer, quizá te rías. O no. El caso es que:
1. No voy a hablar sobre qué quieren leer las mujeres.
2. No existe una guía definitiva para nada, ni siquiera para montar los muebles de Ikea.
3. Voy a hablar de lo que a mí, como lectora y mujer (hasta donde yo sé, sigo pensando que orinar de pie tiene sus ventajas) me gusta leer. Si después de eso quieres extrapolar a tres mil millones de personas más yo no me hago responsable (tampoco me responsabilizo de los posibles traumas que este artículo pueda causar).