Sin duda, El aliento de los dioses (o Warbreaker en el original), es la novela del Cosmere (sin contar Arena Blanca, que ha acabado
publicándose como novela gráfica) más
escondida. Autoconclusiva y alejada de Nacidos
de la Bruma o El Archivo de las
Tormentas, tanto por la forma como por la extensión, la ubicación o la
epicidad que presenta, quizá se asemeja más a Elantris,. Sin embargo, son muy diferentes entre sí.
Es una historia de la que he oído opiniones bastante dispares, aunque en general positivas. La más
extendida: es la peor de las novelas del Cosmere. Lo cual no implica
necesariamente que sea mala. No obstante, me parece una afirmación bastante
matizable, dado que en conjunto me han gustado mucho más las historias cortas
de Sanderson que he leído que las largas (y de estas solo he leído la presente,
Elantris y El camino de los reyes).
¿Es realmente El
aliento de los dioses la peor novela del Cosmere? Creo que aun sin haber
leído Nacidos de la bruma puedo decir
que me parece una afirmación bastante injusta. Las comparaciones son odiosas,
pero si miramos a Elantris, que quizá
sea la más parecida, tiene pocas cosas que envidiarle.
La novela gira alrededor de cuatro personajes: Siri,
Vivenna, Vasher y Sondeluz.
Siri y Vivenna son
hermanas, hijas del rey de Idris. Vivenna es la hermana mayor y ha sido
criada y educada desde que tuvo uso de razón para ser la esposa del rey-dios de
Hallandren. Siri es la menor, rebelde e indisciplinada. Y es la que su padre
decide enviar como reina de Hallandren, obviando sus escasos modales y la
preparación de su hija mayor. Vivenna, desprovista de su destino, decide ir en
secreto a ayudar a su hermana y liberarla de las garras del rey-dios.
Vasher es un
espadachín misterioso que sabe controlar la magia de los alientos
(biocromática), pero que no sabemos muy bien qué papel cumple en la historia
hasta bien avanzada la trama. Sondeluz,
por el contrario, prefiere no cumplir
ningún papel aun siendo uno de los dioses Retornados. No le gusta la
política, ni siquiera cree que sea un verdadero dios, pero se verá obligado a
tomar partido, a favor o en contra de la guerra que se cierne sobre todos como
una tormenta.
Si bien en Elantris
nos encontrábamos ante personajes más bien planos o que apenas evolucionaban a
lo largo de la historia, en El aliento de
los dioses sucede todo lo contrario. Exceptuando a Vasher, el resto de protagonistas se ven obligados a cambiar
y reencontrarse para poder avanzar. La mayoría de cambios no suceden por
impulsos, sino porque la situación lo requiere de ellos. Se ven arrastrados a
responder de formas que ninguno de ellos pensaba antes por necesidad, pero esa
trasformación no está exenta de su propia voluntad. Al fin y al cabo, Vivenna,
la hermana perfecta, obediente e inteligente, podría haberse quedado en Idris y
dejar a su hermana a su suerte, como era el deseo de su padre. De esa forma,
Sanderson expresa que siempre hay otras opciones, pero está en nuestra mano escoger hacia cuál nos dirigimos. Y todas las
reflexiones que surgen debido a ese abanico de posibilidades son las que hacen
que nos conozcamos mejor a nosotros mismos.
Podría decirse que es una novela de autoconocimiento, sobre
todo si nos centramos en Vivenna y Sondeluz. Vivenna es una princesa que sigue
con rectitud lo que ha aprendido durante toda su vida, sobre todo en lo que se
refiere a moral. Pronto nos queda claro que toda esa teoría le hubiera servido
de más bien poco como reina de Hallandren: no habría durado ni una semana. Es
un personaje que se hace repelente porque cree saberlo todo incluso cuando su
manera de dejarse llevar muestra que, en realidad, no sabe nada. Por eso mismo
es de los que más golpes reciben y da lugar a algunas de las reflexiones más
relevantes de la novela. Sondeluz, por otro lado, tiene un humor peculiar,
encargado de ridiculizarse a sí mismo, pero con ello también al resto del
panteón de dioses Retornados. Rehúye de sus responsabilidades, se replantea
continuamente su lugar y el estado de sus compañeros en la Corte. ¿De qué sirve
un dios que no puede ayudar a su pueblo? ¿Qué quieren decir sus sueños? ¿Puede
predecir el futuro de verdad?
Estos dos personajes
recogen lo que es el tema central de este libro: la religión. En todas las
novelas de Sanderson que he leído, la religión juega un papel muy importante en
la construcción del mundo y de la trama. Sin embargo, nunca se había metido tan
de lleno en cuestionar unas y otras creencias y la forma en que convivimos con
ellas. En un principio, dados los puntos de vista más frecuentes, da la
sensación de que la religión idriana (la de Siri o Vivenna) es la «buena», y la
de los dioses Retornados la «mala». De hecho, se la trata como pagana, se la
relaciona con la opulencia y el egoísmo (¿no están adorando a caso a personas?)
y con la herejía, pues en Hallandren es habitual comerciar con alientos (cada
persona tiene un aliento que no se puede robar pero sí ceder, y la suma de los
alientos que contenga una persona le otorga una serie de habilidades). Por si
fuera poco, los Retornados sobreviven a razón de un aliento por semana. Para
Vivenna es especialmente difícil soportar todo eso sin emitir juicios de valor.
Pero juzgar va en contra de sus propias creencias, puesto que la hace
posicionarse por encima de los demás. Eso le crea una disputa moral interna que
me ha encantado y me parece una de los mensajes más notables de la novela,
porque es muy fácil extrapolarlo al mundo real. Los que se creen poseedores de
la verdad (ya sean creyentes o no) suelen tener esta actitud. Sanderson muestra
que la inflexibilidad y la soberbia lo
único que consiguen es generar odio, pero no soluciones, en cualquiera de
los sentidos. Un discurso muy apropiado para los tiempos que corren.
Toda esta reflexión se puede dar gracias a la inclusión de
un elenco bastante amplio de personajes
secundarios, donde para mí Sanderson siempre ha demostrado mejor su manejo
de la narrativa. Denth y Tonk Fah, un par de mercenarios con un humor muy
particular; Susebron, el Rey-Dios, alrededor del que gira uno de los mayores
misterios de la historia; Encendedora, una diosa que trata de buscar aliados
para sus planes políticos; Llarimar, el paciente sacerdote de Sondeluz que lo
acompaña a todas partes y que ayudará a conformar una de las mejores parejas.
Sanderson desarrolla estos personajes de una forma menos extensa pero sin los
cuales la novela estaría vacía. En contra de las novelas heroicas donde el
héroe se lleva todo el protagonismo y el resto queda en penumbras, el autor
sabe hacerlos destacar en el momento indicado para que sean algo más que ruido
de fondo.
Un asunto menor que me gustaría destacar, y que quizá no
debería extrañarme mucho dado el acercamiento tan blanco que tiene Sanderson
hacia la fantasía, es el tratamiento de
la violencia sexual. En un entorno dominado por la fantasía sucia y oscura,
el grimdark y escenarios con mucha
violencia, el autor demuestra que no es necesario acudir a escenas gratuitas de
violaciones sin eliminar escenas de lucha, sangre o muerte. Los que han leído Elantris, El camino de los reyes o El
alma del Emperador recordarán que tampoco es que se den unas condiciones
propicias para tales actos, pero me ha parecido que en esta novela el autor las
coloca intencionadamente para luego esquivarlas. No voy a entrar mucho en
materia para no spoilear, pero hay un momento en que un personaje vive como
mendigo durante una temporada. Sufre robos y el riesgo de sufrir una paliza
siempre está en el aire, pero nunca sobrevuela el miedo a una violación.
Precisamente esta falta de riesgo fue lo que hizo que me impactara más el
momento en que alguien pregunta «¿Me has violado?», porque me parecía
totalmente fuera de lugar. Y esa también es en cierta manera la reacción del
interpelado. Me parece triste que haya que señalar estas situaciones, pero dado
que algunos lectores han tratado la obra de Sanderson de infantil, he de decir
en este punto que me parece mucho más
adulto destilar la violencia sexual innecesaria de una obra madura que
introducirla solo para hacerla más oscura.
Otro de los aspectos significativos de El aliento de los dioses es la magia
biocromática. El autor es famoso por sus leyes de la
magia, creando sistemas que se acercan muchas veces más a lo científico.
Sin embargo, el tratamiento que tiene en sus libros difiere mucho de una
historia a otra. En Elantris la magia
de los aones se conoce y al lector se le desvela poco a poco conforme el
protagonista va entendiendo su funcionamiento. En El Archivo de las Tormentas, a pesar de la longitud de cada
volumen, durante el primero apenas somos capaces de conocer cómo funciona el
sistema de magia. Es algo perdido, de tiempos remotos, que se está estudiando
de nuevo. Hay pistas, muchas, pero no se termina de definir en ningún momento.
En esta novela ocurre todo lo contrario. Sanderson nos mete de lleno en un
sistema muy complejo, del que no se conoce todo su alcance y con una
terminología a la que no estamos acostumbrados en absoluto. Cómo funcionan los
alientos, las Elevaciones, el despertar… algunas cosas las iremos descubriendo,
pero la sensación general al terminar es de tener solo una idea básica.
Creo que esta esa la razón principal por la que no
recomendaría acercarse a Sanderson por primera vez con esta novela: no solo la exposición del sistema mágico es
bastante dura desde el primer capítulo, sino también caótica, y gran parte de la historia también lo es. El
personaje que tiene una trama más lineal es Siri, pero el resto va de un lado
al otro, a veces dando vueltas y da la sensación de que se intentan abrir
muchas posibilidades para despistar y conseguir un golpe de efecto en el
momento oportuno. Eso, a mi modo de verlo, más que reforzar ese giro de guión,
lo aplaca, porque acabas no fiándote de nadie y esperándotelo todo. Además,
produce algo que parece ser bastante típico en la obra del autor: un inicio más
bien lento, donde se plasma la situación con sosiego y se muestran las reglas
del mundo (economía, sociedad, religión, política) con tranquilidad; un
desarrollo donde se exponen múltiples incógnitas que dejan al lector atrapado e
incapaz de soltar la historia; y un final más bien apresurado, donde se
resuelve todo es un espacio corto en comparación con el principio. Aunque no
deja la sensación de quedarse a medias, en este caso sí he echado de menos algo más de serenidad a la hora de clausurar cada
uno de los hilos.
En resumen, El aliento
de los dioses me ha parecido una obra más compleja, tanto por temáticas
como por desarrollo, y más madura que, por ejemplo, Elantris, aunque creo que debido a esa complejidad y al deje
caótico que tiene la narración no resulta tan «mágica», por decirlo de alguna
manera. Pero no creo que por ello sea una obra peor, sino diferente, y que para
mí muestra de forma clara la evolución
del autor a lo largo de los años. Tiene
algunos rasgos mejores y otros mejorables (como la irrupción de Hoid, el
personaje común de todas las novelas cosmerianas, que en este caso me ha
parecido bastante forzada), pero en general me ha sorprendido muy gratamente. Aun siendo autoconclusivo,
agradezco de veras que haya una continuación, porque hay muchas cosas de
Nalthis y la magia biocromática que desconocemos, y el final es lo suficiente
cerrado como para dejar al lector satisfecho y lo suficiente abierto como para
que haya un hilo por el que continuar hacia la siguiente parada. Si bien
Sanderson no tiene un estilo brillante y aún le queda mucho por pulir, a mí me
demuestra con cada novela que leo por qué es uno de mis autores favoritos, y
con este libro no ha sido menos.
Título: El
aliento de los dioses
Autor: Brandon Sanderson
Traductor: Rafael Marín Trechera
Editorial: Nova
(Ediciones B)
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Año de
publicación: 2016
Nº
páginas: 720
Precio: 25,00€ / 5,49€ (ebook)
Que se diga que es "la peor" del Cosmere (aunque no lo sé) creo que tiene que ver con que es un poco diferente y Elantris le tenemos el amor y cariño de ser en la gran mayoría nuestro primer Sanderson. Algo que me gusta de esta novela es el personaje de Vasher y Sangrenocturna, pero sobre todo, la magia biocromatica, aunque como dices, esta explicada de forma un tanto caotica. Es más, recuerdo estar buscando por ahí y preguntandole a expertos para entenderla toda en su perfección. Coincido contigo en el tema de la violencia. No hace falta para sentir el miedo de un personaje. Y Sanderson lo hace de forma excepcional. Es algo que no sé suele destacar, pero me ha gustado leerlo. Por el resto, tras el final, supongo que como todos, te quedas pensando hacia donde tirara la historia en Nightblood, pero pinta ante todo interesante (y según leí dará respuesta a cosas de otra saga). Un abrazo^^
ResponderEliminarLo que mola de la biocromática es algo que dice Vasher en la novela, y es que es una magia a estudiar y que muchos de sus usos son de descubrimiento reciente. Y, de hecho, hay muchas cosas que no se conocen porque aún no se han estudiado. Esa construcción de la misma me pareció genial porque tiene su base científica, por decirlo de algún modo, pero aún está en pañales y le da la opción de ser imprevisible cuando toca. Pero se justifica que no sea aleatoria. Lo tiene todo pensado, el mu cabrón XD Un beso :)
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