Esta semana se la dedico a dos novelas cortas de ciencia
ficción, muuuuy diferentes entre sí pero ambas muy recomendables. ¿La has
leído? ¡Cuéntame qué te parece!
La textura de las palabras, de Felicidad Martínez
Como bien cuenta la propia autora en este cómo se hizo, esta novela corta
formó parte de la antología Akasa-Puspa,
de Aguilera y Redal (Sportula, 2012), un volumen que exploraba el universo
que habían creado estos autores a través de numerosas obras de space opera.
Martínez narra el crecimiento y desarrollo de Charni, una niña que pertenece a
la sociedad ksatrya. Esta sociedad se caracteriza por estar dividida según el
género: los hombres son aguerridos mercenarios y las mujeres trabajan y dan a
luz encerradas en el interior de su planeta. Para más inri, cuando solo tienen
unos pocos meses, las ciegan. De esta forma, se ven obligadas a recibir toda la
información y comunicarla por otros sentidos, principalmente el tacto.
Para quienes hayan leído La mirada extraña, encontrarán
similitudes con "Fuego cruzado" por la forma en que desarrolla el
lenguaje, plenamente condicionado por el entorno en el que viven. Sin duda este
es uno de los puntos fuertes ya no solo del relato, sino de la autora. Sin
embargo, la obra es más que el mundo que construye, aunque la trama vaya ligada
de forma intrínseca a él.
Las ksatryas se estructuran según una jerarquía y, como en
cualquier otra sociedad, esto genera choques entre las integrantes de la misma.
Se describe una lucha de poder que la protagonista va descubriendo conforme se
hace mayor y que tiene raíces en hechos acontecidos con anterioridad a su
existencia. De esa manera, Charni sufre acoso escolar por ser la hija de la
líder, y a partir de ahí va descubriendo un pasado familiar que tiene ecos en
su presente. Ese pasado familiar es la clave de la historia: el de las ksatryas
es un sistema que obliga a las mujeres a permanecer ciegas, no solo de forma
literal, para sobrevivir. Algo que, por supuesto, tiene reminiscencias en la
sociedad patriarcal en la que vivimos.
De esta manera, La
textura de las palabras tiene dos lecturas. Una literal, en la que
encontramos un ritmo pausado mientras se desarrolla el universo que construye
Martínez y que, justo cuando comienza a haber más acción, queda en suspenso (aunque es un final real si consideramos que la verdadera protagonista no es Charni); y
otra más alegórica, en la que queda reflejada la cultura en la que hemos
crecido. Las mujeres quedan relegadas a un segundo plano en el que su papel
principal es engendrar descendientes; están al servicio de los hombres pero han
aprendido a autoengañarse para poder sobrevivir, para lo cual también necesitan
manipular la información que transmiten; son frecuentes los enfrentamientos
entre mujeres porque, en realidad, son los únicos iguales contra los que pueden
hacerlo; ahogan las disidencias porque convivir con la verdad es demasiado
duro. Esta lectura ofrece un final mucho más satisfactorio que la primera, en
tanto que se entiende como un ciclo que se repite una y otra vez y que perpetúa
el sistema. No es un final feliz, pero sí un atisbo de lo bien que maneja la
autora el lenguaje y la antropología; de cómo integra los elementos que definen
el mundo en la trama, dándole muchísima más consistencia; y, sobre todo, de
cómo es capaz de hacer crítica de nuestra sociedad sin señalar con el dedo y
dejando al lector completar la historia para que adquiera un significado
completo.
Si no has leído nada de Felicidad Martínez, comenzar por Despertares o por La textura de las palabras es una buena
idea.
Título: La textura de las
palabras
Autora: Felicidad Martínez
Editorial: Cazador de ratas
Encuadernación: Rústica Modigliani
Año de publicación: 2018
Nº páginas: 112
Precio: 7,50€
Los diarios de Matabot
I: Sistemas críticos, de Martha Wells
Este no es el libro que yo esperaba leer. Sí, hay un robot
asesino que se ha hackeado su módulo
de control y prefiere ver telenovelas del canal de entretenimiento, pero no
esperaba que la historia discurriera por los derroteros por los que va. En realidad
no sé muy bien que imaginaba que encontraría, pero no era un cíborg asocial y
retraído con problemas de identidad. Tampoco un equilibrio tan bien llevado
entre lo cómico y lo dramático, la reflexión y la aventura, que agiliza aún más
una lectura ya de por sí breve.
Además de la personalidad arrolladora de nuestro narrador y
protagonista agénero, la historia se centra en la relación de este con la
tripulación de un equipo científico que acude a un planeta lejano para una
investigación. Matabot es su SegUnidad, la IA encargada de la seguridad del
grupo gracias al pack de la aseguradora, una parte imprescindible de cualquier
viaje interespacial. Todo lo que tiene que ver con la aseguradora traza una
crítica mordaz a algo que ya estamos viviendo hoy en día: la obligación de pago
por un servicio pésimo que, al ser también obligatorio, no tienes opción de
eludir. Capitalismo en estado puro, vamos, señalado con una buena dosis de
humor.
La tripulación se nos presenta de golpe, con una descripción
breve de sus miembros y relaciones. Algunos tripulantes (los que más
intervienen) se dibujan muy bien a lo largo de la novela gracias a los diálogos,
mientras que otros quedan más desdibujados. También depende del interés que
Matabot haya puesto en ellos (que no es mucho). La novela, como he dicho, no se
centra en ellos, sino en su papel para solucionar el problema en el que se han
visto envueltos y en su relación con la SegUnidad.
Es esta relación la que me parece primordial pues, aunque no
parece incidir mucho en ella, revela una cantidad de detalles apabullante sobre
el mundo en el que se desenvuelve esta saga y uno de los temas principales que
trata: qué se considera humano. Esto revela que las grandes corporaciones no
son las únicas que conforman el universo conocido, sino que hay otras formas de
gobierno ahí fuera.
Lo único que no me ha gustado de la novela es un fundido en
negro que hay hacia el clímax, como esa visión de Alice al final de Crepúsculo que resultaba ser eso, una
visión. A pesar de ello, en general la valoración es buena. Es cierto, no era
lo que esperaba, pero tampoco me ha decepcionado. Entretenida, con una buena
dosis de humor ácido y no exenta de reflexiones y temas muy interesantes en la
ciencia ficción. Espero seguir leyendo más de esta saga con esta traducción tan
bien llevada por Carla Bataller.
Título: Sistemas críticos
(Los diarios de Matabot I)
Autora: Martha Wells
Traductora: Carla Bataller Estruch
Editorial: Alethé (La esfera de los libros)
Encuadernación: Cartoné
Año de publicación: 2019
Nº páginas: 150
Precio: 15,90€ / 6,99€ (ebook)
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