Invierno, verano, otoño e invierno. La muerte es la quinta, y
la que las controla a todas.
Este proverbio de las Árticas es de los que te dejan los
pelos de punta. Pero es que La quinta
estación es uno de esos libros que se te meten bajo la piel, de los que se
quedan contigo cuando las páginas han desaparecido de la vista, de los que
hablan al alma y no solo a la mente.
Así empieza la trilogía de la Tierra Fragmentada, con toda
una declaración de intenciones. Continúa con un acercamiento, como un cuento,
una presentación del universo en el que vamos a sumergirnos; el narrador es
cercano, habla con el lector, es sarcástico, y con ese tono tan particular nos
presenta personajes y situaciones que harán que la novela comience con un ritmo
espectacular. Jemisin entrelaza construcción de mundo, acción y sentimientos y
nos deja preparados para enfrentarnos con una Quinta Estación que al parecer
durará siglos.
«Empecemos por el fin del mundo. ¿Por qué no?»