Estaba solo y al mismo tiempo no lo
estaba.
Las risas serpentearon en la oscuridad
hasta martillear sus oídos. Se volvió, cogiendo la pistola robada que desde
hacía semanas guardaba siempre cerca. Una silueta deforme bailoteaba en la
pared, pero no conseguía discernirla en la penumbra. Pero la oía. A ella y a
todas las demás, carcajadas estridentes que venían de todas partes y ninguna.
El arma temblaba entre sus manos y una
fría gota de sudor le resbalaba, agónica, por el cuello. Sus pupilas no paraban
de girar, intentando discernir algún movimiento. Pero no llegaron a vislumbrar
la sombra que de repente lo arrastró y lo hizo caer de rodillas.
Las nubes se dispersaron entonces,
mostrando aquello que se contorsionaba entre risas.
Y disparó.
El vidrio saltó por los aires, quedando
el estallido silenciado por sus gritos. La puerta se abrió entonces y la luz
regresó a la habitación, dejando al descubierto un espejo y un joven hechos
añicos.
—Vienen a por mí. ¡Vienen a por mí!
La mujer corrió a abrazar a su hijo y
alejó el arma de ellos.
—No viene nadie, cariño. No van a
hacerte daño.
—Ellas no —contestó, y las carcajadas
volvieron a pisotear su alma.
«Pero yo sí puedo».
Pues me ha encantado. Intenso y corto, qué más se puede pedir. Además, justamente lo he leído con "You are the wilderness" de fondo, y no sé, le ha dado un toque chulo. Un beso! Nos leemos por Twitter, guapa. Noomi.
ResponderEliminarPues la verdad es que es un puntazo esa canción, no la había oído antes pero le va al pelo. Muchas gracias por leer y comentar ^^
EliminarCaray! ¿Ahora darás el salto al estilo Ken Liu a novela larga no ? XD La música que dice el comentario de arriba si que le pega. Un abrazo^^
ResponderEliminarEn eso andamos, aunque dudo que llegue a nivel Ken Liu jajaja Gracias ^^
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