Blog de literatura fantástica

lunes, 29 de mayo de 2017

~Reseña~ La Quinta Estación, o un fragmento de corazón que se llevó la Quietud

Invierno, verano, otoño e invierno. La muerte es la quinta, y la que las controla a todas.


Este proverbio de las Árticas es de los que te dejan los pelos de punta. Pero es que La quinta estación es uno de esos libros que se te meten bajo la piel, de los que se quedan contigo cuando las páginas han desaparecido de la vista, de los que hablan al alma y no solo a la mente.


Así empieza la trilogía de la Tierra Fragmentada, con toda una declaración de intenciones. Continúa con un acercamiento, como un cuento, una presentación del universo en el que vamos a sumergirnos; el narrador es cercano, habla con el lector, es sarcástico, y con ese tono tan particular nos presenta personajes y situaciones que harán que la novela comience con un ritmo espectacular. Jemisin entrelaza construcción de mundo, acción y sentimientos y nos deja preparados para enfrentarnos con una Quinta Estación que al parecer durará siglos.

«Empecemos por el fin del mundo. ¿Por qué no?»


Empecemos por la Quietud. «Es un mundo que se mueve mucho. Es como un anciano inquieto que yace en cama: jadea y suspira, hace pucheros y se tira pedos, bosteza y engulle. Como era de esperar, los habitantes de este mundo lo han llamado la Quietud, una tierra de tranquilidad y fina ironía.» Un continente colosal (podéis comprobarlo con la escala del mapa) con una actividad sísmica constante, donde la vida en las islas es casi inexistente por el peligro inminente de tsunamis, en el que las comus apenas consiguen sobrevivir a las quintas estaciones que tienen lugar cada pocos cientos de años. Todo está enmarcado en un halo de leyenda, en la furia del Padre Tierra y unos sucesos tan antiguos que el mundo los ha olvidado. Solo importa sobrevivir. Por ello es importante controlar a los orogenes, aquellos que tienen un vínculo con la tierra, el movimiento y el calor. Se cree que son los responsables del maltrato al que el Padre Tierra los somete, y durante la historia comprobaremos cuánto de razón hay en ello.

La orogenia (la magia), la religión, la historia, las diferentes ciencias (geomestría, biomestría, geniería): todo tiene relación entre sí, una relación que Jemisin se encarga de mostrarnos poco a poco, dejando que la imaginación del lector juegue un papel esencial. Sin embargo, se deja entrever que el nexo tiene una potencia que va más allá de esta novela y hace que la historia tenga unos cimientos firmes. Sobre ellos se apoyan las tres historias que se entrelazarán a lo largo del libro. Damaya, Siena, Essun. Tres mujeres, tres lugares, tres maneras de ser. Con ellas no solo viajaremos por la Quietud, sino que también aprenderemos qué significa el amor, la madurez, el cansancio, la libertad, la felicidad. Porque lo esencial en La quinta estación no es (solo) lo que se cuenta, sino lo que subyace bajo la narración.


La autora, ya desde la dedicatoria, nos anima a convertirnos en orogenes e introducirnos bajo las letras, a escarbar en las raíces del ser humano para encontrar un mensaje más que necesario hoy en día. Un mensaje sobre el miedo a lo que no comprendemos, sobre lo que significa ser diferente, sobre la doble moral y el juego entre protector y maltratador. En la Quietud hay diversidad: diferentes etnias, culturas, idiomas, castas, orientaciones sexuales o identidades de género. Pero tras los orogenes, el control que se ejerce sobre ellos, la parcialidad de las materias en que los instruyen, tras todo el sistema que los oprime hay una crítica clara a la opresión real que sufren numerosos grupos en nuestra realidad. Y la manera en que Jemisin lo expone, tras capas de magia, fantasía, medias verdades o testimonios sesgados, es un verdadero regalo para el lector.

La novela está cargada de símbolos y analogías. Va directa al corazón. De eso se encarga Essun, cuya historia está contada en segunda persona. «Eres ella. Ella eres tú. Te llamas Essun, ¿recuerdas? La mujer que perdió a su hijo.» Un ejercicio difícil, con una gran traducción, que te atrapa por completo. Y cuando pasamos a Damaya y Siena, ya no podemos escapar. Son personajes carismáticos, complejos, con una personalidad fuerte que también cuenta con sus aspectos negativos. Pero no podría dejar de mencionar a Alabastro: enigmático, poderoso y frágil (por favor, necesito abrazar fuerte a este hombre).


Lo cierto es que continuamente nos encontramos juegos entre la apariencia y la realidad. Quizá el más importante, como he mencionado anteriormente, sea el de «protección-maltrato». La autora juega con las palabras y los gestos para mantenernos en tensión. Para ello la figura de los Guardianes es esencial. El nombre tiene unas connotaciones que chocan con su labor. Son entidades que el lector no llega a comprender del todo porque la narración no se ha centrado en ellos. Son los que velan por la seguridad del mundo, y sin embargo, entre otras cosas, gracias a esa falta de información que poseemos, para mí han sido los más terroríficos.

Sin duda he disfrutado mucho con esta novela, es de las que te van dejando pistas para que vayamos uniendo los puntos, de las que dejan que construyamos teorías (y que tengamos que esperar un tiempecillo para saber si estábamos o no en lo cierto). Empieza con un ritmo apabullante, mientras vamos conociendo cómo funciona la Quietud nos van llegando patadas al estómago desde todos los frentes (y no solo porque hayan situaciones violentas, sino por su significado). Quizá el ritmo desciende un poco a partir de la primera mitad, pero para entonces ya nos tiene encadenados a la piedra y es difícil soltarlo hasta llegar al final (un final que hará rogar por la segunda parte, ya os lo advierto).


Podría pasarme horas hablando de esta novela. Del worldbuilding, del sistema de magia, de inclusión, del narrador, de lo que cuenta, de lo que no cuenta, de lo que puede pasar en un futuro o de lo que pudo haber ocurrido en el pasado. Pero solo os puedo decir que la leáis. Si os gusta la fantasía, si os gustan las historias que van más allá del entretenimiento, si no tenéis miedo de las trilogías y los libros no autoconclusivos, dadle una oportunidad. Para mí La quinta estación ha sido de lo mejor que he leído en los últimos años, y sé que es de esas historias que merece la pena releer más tarde. Y también es de esas novelas que la ficción necesita para seguir avanzando como sociedad.



Título: La Quinta Estación (Trilogía de la Tierra Fragmentada I)
Autora: Nora K. Jemisin
Traductor: David Tejera Expósito
Editorial: Nova (Ediciones B)
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Año de publicación: 2017
Nº páginas: 448
Precio: 20,00€ / 7,99€ (ebook)


Gracias a Nova por el ejemplar



Dalayn
Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.

5 comentarios:

  1. Me ha encantado la reseña <3.
    Team Alabaster FOREVER xDDDD

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  2. De verdad que no entiendo premios ni tan buenas críticas, acabo de acabar el libro, y podría decir muchas cosas, pero resumiendo en una palabra; es un auténtico coñazo.

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    Respuestas
    1. Qué le vamos a hacer, no se puede gustar a todo el mundo.

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