Hace un año exactamente que publiqué la primera tanda de recomendaciones de autoras en el blog. Poco más de un año desde que @duxiet hiciera una charla con autoras en su canal. Poco más de un año desde que @irilaya convocara el #ProyectoEscritoras, que daría lugar posteriormente a La Nave Invisible. Un año desde que algo en mi mente hiciera clic.
Te pongo en situación. Yo adoro leer. Es mi mayor afición
desde que aprendí que el sonido se grafiaba para quedar atrapado en el papel. Leía
los cuentos que me regalaban, compraba el primer libro que me llamaba la
atención de la librería, me apuntaba a todas las colecciones de fantasía que
iba sacando Círculo de Lectores (así descubrí Canción de hielo y fuego o La
saga de la Fractura). Me sabía el nombre de los autores porque me gusta
saber quién hace las cosas, igual que me sé el nombre de actores o cantantes.
Pero a mí lo mismo me daba que fuera J. K. que J. R. R. (en realidad leí El señor de los anillos hace cinco o
seis años, no es que me lanzara de cabeza tras ver las películas). Lo
mismo me daba que fueran hombres o mujeres quienes escribían. Para mí no había
diferencia en la manera de contar una historia. Me gustaba o no me gustaba.
Puedes conocer más sobre nuestra labor en esta entrevista que nos hizo Cristina Jurado para Supersonic. |
Y así es como debe de ser. Todas esas preguntas sobre «qué diferencia a un hombre de una mujer a la hora de escribir» son basura. Hasta
donde yo sé, ninguno utilizamos físicamente nuestras gónadas para escribir (de
forma metafórica ya es otro asunto, pero en todo caso suele ser con las gónadas
masculinas, incluso en el caso de no tenerlas: lo que se llama «Mirada
masculina»). Así que, si tú tampoco te fijas en quién ha escrito un libro a
la hora de elegir leerlo o de juzgarlo, perfecto, lo estás haciendo de muerte.
Eres el summum de la igualdad
literaria. Con esa vara de medir, las probabilidades de leer un 50% de autores
y autoras está asegurado. Te doy una medalla. Sé que está un poco rota, pero
así se quedó después de que hace un año la realidad me la tirara al suelo y me
la pisoteara como a una cucaracha (no la lamas, seguro que le queda cucal).
Si hace un año me hubieras preguntado que te mencionara
algún autor de fantasía/ciencia ficción, la lista sería bastante larga: Asimov,
Orwell, K. Dick, Scott Card, Tolkien, Martin, Sanderson, Abercrombie,
Sapkowski, Rothfuss, Bueso, Stephen King, Garduño, David B. Gil, Pratchett,
Gaiman, E. Feist, Weir, Bakker, Butcher, Salvatore, Hickman, Zafón, Adams,
Cline, Bradbury... Pero el caso es que me preguntaron por autoras. Fácil. Rowling,
Gallego, Weis, Meyer, Rice, Parente y Pascual, Pérez
de la Puente, Suzanne Collins, Serrano
Lorenzo, López Alfranca, Perea,...
¿Martin escribió un libro junto a una mujer, verdad? ¿Cómo se llamaba? Bueno,
pues esa. Y, eh... Perdona, voy a mirar la estantería... ¡Ah, mira, Libba Bray!
Jo, cómo se me ha podido olvidar con lo que me encantó la trilogía... Y Matilde
Asensi, también lo tengo por aquí. Y Claudia Gray y la otra de vampiros...
espera que miro el nombre, L. J. Smith.
No está tan mal, ¿no? Pues la verdad es que no (pensé yo).
Hasta que pregunté por recomendaciones de autoras. Y de las 42 que puse apenas
conocía a dos o tres. Por no hablar de las apasionantes listas de Khardan. O
de este gráfico que me acabo de sacar de la manga: (las categorías son muy
generales y discutibles, pero creo que de manera simplificada ilustra bastante bien a lo
que me refiero).
En mis estanterías, y por extensión, en mis costumbres
lectoras, había un problema gordo. ¿No había autoras clásicas del género? ¿Y
dónde estaban los hombres que escribían juvenil? Esto había que solucionarlo.
Abrí el navegador. Fnac. Amazon (mejor que compréis en vuestra librería, pero
para mirar libros no está mal). Libros de fantasía y ciencia ficción.
Cargando...
-Señores.
-Rowling.
-Libros de erótica con algo de fantasía o vampiros o...
monstruofilia.
-Más señores.
-Martin, Scott Card, Rothfuss...
Esto tiene que ser problema del algoritmo de búsqueda. Ha de haber escritoras en alguna parte. Voy a
la tienda (bueno, en realidad fue Iria G.
Parente).
Y también fue Mary Robinette Kowal:Y encuentro una nueva mesa de novedades de fantasía, lo que suma 42 títulos más y solo 4 mujeres. Total: 107 libros, solo 8 mujeres. Zas.— Iria G. Parente (@Iriagparente) 17 de octubre de 2016
En el caso de Iria y si las matemáticas no me fallan, tenemos un 7,5% de autoras. En el caso de Kowal, tenemos un 9,75%. Si nos vamos a otro ejemplo de Kowal, «el mejor caso que ha encontrado», tenemos un 41%. Pues vaya con las librerías, ¿no? Qué malos son los libreros.318 authors. 31 women. 4 gender neutral in my informal survey of SFF sections in airport… https://t.co/lugzBM9kaR— Mary Robinette Kowal (@MaryRobinette) 14 de noviembre de 2016
Aunque... bueno. Según el estudio
de Mariano Villarreal (que deberías conocer por ser el antologuista de Terra Nova, A la deriva en el mar de las lluvias o Mariposas en el oeste) sobre la producción editorial de género
fantástico en España entre 2005 y 2015, el porcentaje de publicación de obras
de mujeres es del 25,4% respecto del total. Uno de cada cuatro. Vaya, pues los
malos van a ser los editores. Que no publican mujeres (y algunas lo hacen, ojo,
que venden menos).
¿Las mujeres venden menos?
Pero... ¡Si no miramos el sexo del autor a la hora de elegir un libro! Será que
escriben peor (Le Guin, Gorodischer, Barceló, Chaviano, Palmer, Jemisin... no están de acuerdo con esto). O será que los best-sellers son todos hombres (exceptuando,
quiza, Robin Hobb).
Así que la culpa la tenemos los lectores, y parecía
mentira... Pero claro... apenas se llega al 30%
de participación en certámenes, y el número de lectoras aficionadas a la
ciencia ficción es claramente
inferior al número de lectores... ¡Si las mujeres no escriben, ¿cómo las
van a publicar?! Aunque... si tenemos en cuenta que las mujeres siguen teniendo
más cargas familiares y domésticas, con lo que tienen menos tiempo libre, por
no hablar del síndrome del impostor y el hecho de sentirse ajenas al género
debido a la escasez de mujeres que hay de referencia... ¿para qué escribir?
No sé si ves a dónde quiero llegar. El otro día hice un hilo sencillito
y me dio la sensación de que algunos no lo entendieron. Hay un problema
estructural que va más allá del mercado editorial y todas las partes que lo
conforman. Es un problema socioeconómico. Y se llama patriarcado (ahora es
cuando les feminífobes se van corriendo *sí, he usado el neutro y me he
inventado una palabra, porque... porque sí*). Eso implica muchas cosas:
1. Que es absurdo buscar un culpable al hecho de que «en general» (y lo pongo entre comillas, que sé que algunos leen más autoras de base) se lean menos escritoras.
2. Que el hecho de que tú no mires el género del autor de un libro no implica que otros no lo hagan (que lo hacen, ¿acaso las mujeres no escriben más romance? ¿O acaso los libros con muchos personajes femeninos no van dirigidos a mujeres?).
3. Que hay un desequilibrio claro en el que las escritoras están en desventaja. ¿Dónde están Butler, Willis, Bujold, Zimmer Bradley en esas listas de recomendaciones y clásicos de la ciencia ficción? ¿Dónde se esconden las autoras de terror que apenas existen en las recomendaciones de Halloween?
4. Que no nos podemos guiar por un solo baremo, dato o cifras aisladas para juzgar dónde está el problema (y menos con tan pocos ejemplos para comparar). Porque el problema está en todas partes.
5. Que cuando vamos a una librería, tenemos 3 veces más probabilidad de coger un libro escrito por un hombre. Por lo que esa igualdad aparente de nuestro justo desinterés por el sexo del autor solo es eso, aparente.
La pregunta es: ¿no están porque no lo merecen o porque no
las leemos? Es que no se puede leer todo. Cierto. Pero qué casualidad que los
clásicos escritos por hombres suele ser de lo que no falta.
Si se publican menos autoras son menos visibles; si son
menos visibles no se conocen; si no se conocen y hay menos probabilidad de
verlas en una librería, hay menos probabilidad de que se compren; si no se
compran, no son rentables; si no son rentables, las editoriales no las
publican, si no se publican, volvemos al principio.
Quizá esto no se aplique a ti. Quizá esté hablando sola
hacia el vacío. Quizá creas que la sociedad está avanzando y el mercado (como
todo lo demás) se autorregulará solo (¿esto es un adjetivo o un adverbio? Busca
una tilde diacrítica que te lo diga) cuando alcancemos la igualdad. Yo, para
serte sincera, no lo creo así (y puedo estar equivocada por completo). Cuando
me di cuenta de esta realidad, sentí que tenía que hacer algo. Porque los
cambios, los avances, no se hacen solos. Y es muy cómodo sentarse en el sofá y
pedir que el mensajero te envíe la última novedad de turno. Sin embargo, a mí
me enseñaron que los cambios deben empezar por uno mismo. ¿Y qué podía hacer yo?
No era librera ni trabajaba en una editorial. Escribo, pero aún estoy bastante
lejos de publicar chorrocientas novelas que abarroten las estanterías. No
obstante, lo de lectora lo tenía al alcance de la mano (o del bolsillo). ¿Qué
pasaría si, conscientemente, empezara a leer más autoras? Total, la mayor parte
de cosas que había leído durante toda mi vida pertenecían a hombres. Podía
abandonarlos un poco. Podía conocer a más escritoras. Hablar de ellas.
Recomendarlas. Acabar en La Nave
Invisible era un paso lógico. Apoyar #LeoAutorasOct, una acción necesaria.
He aprendido mucho en este año. He leído a muchas mujeres,
algunas de las cuales hasta desconocía su existencia. Mujeres que, quizá,
dejándome llevar por esa «igualdad aparente» que proporciona la ignorancia (y
no lo digo como algo malo), no habría leído nunca. ¿Y sabes qué? No siento que
me haya perdido nada. Y es cierto que he leído muchas menos obras de Sanderson
de las que tenía pensadas, que no he retomado aún La primera ley de Abercrombie, que no he probado a Cixin Liu,
Cotrina, Ian McDonald o Ken Liu. Pero es que tampoco habría leído a Wynne
Jones, a Chaviano,
a Pardo
Bazán, a Stevenson,
a Jackson.
Seguramente aún no habría leído a Le
Guin tampoco. Es fácil decir «pues yo tampoco me he perdido nada» cuando
ese «nada» no te suscita el más mínimo interés. Pero a mí me interesa mucho lo
que tienen que contarme todos esos señores. Sin embargo, he aceptado que no
llego a todo. Y que los leeré cuando toque. Quizá si no me hubiera metido en tantas
responsabilidades tocarían antes. O quizá no.
¿Buscas un sitio donde recomendar lecturas y comentarlas? ¿Te gustan los clubs de lectura? Todo eso en Goodreads. |
Desde luego, no todas las lecturas han sido sobresalientes
ni las he disfrutado por igual. Querer dar más visibilidad a autoras no implica
creer que todas las obras escritas por mujeres son fenomenales y no tienen
parangón. No es así. Hay de todo, igual que ocurre con los escritores. Hay
obras más machistas y menos machistas, igual que si las hubieran escrito
hombres. Y hay historias con más y menos romance que el de un Stark y una
Westerling o el de Beren y Lúthien. Sin embargo, reconozco que leer más autoras
supone realizar un acto consciente, requiere un esfuerzo. Eso no quiere decir
que sea una obligación y que me esté privando de comprar autores porque «tengo
que leer más mujeres» (que algunos parece que entienden eso). Quiere decir que
de base voy buscando más obras escritas por mujeres, compensando en gran medida
ese desequilibro que hay en el mercado.
Pero eso lo hago yo. Porque quiero. Porque me parece
correcto y lo estoy disfrutando mucho. Eso no significa que sea malo leer a más
hombres que mujeres. A mí me están llamando la atención muchas obras de
escritoras: La chica zombi, Magia para lectores, La última primavera, El mejor de los mundos
posibles, 36, Entre extraños, Yabarí, Vencer al dragón,
Las cenizas que quedan, Xenogénesis, Horizonte Rojo, La quinta estación... Y a lo mejor coincide que a ti las que más te
atraen están escritas por hombres. A lo mejor tus libros favoritos los han
escrito hombres. Y no pasa nada. No es cuestión de gustos. Es cuestión de saber
si hay una posibilidad de que tengas que ampliar tu espectro. De buscar las
camisetas violetas bajo las camisetas rojas que abarrotan la tienda.
Este octubre volveremos a leer solo escritoras. Equilibra la balanza. |
Bueno, que tú no miras el sexo del autor al elegir libro. Y haces bien. Así debería ser. Yo soy mala y he decidido que no, que lo voy a mirar, que voy a «votar» con mi dinero para que se publiquen más autoras, para que más mujeres se animen a mandar manuscritos y dejen sus miedos atrás. He decidido que cuando me pregunten por autores de fantasía y ciencia ficción quiero ser consciente de que si hay más o menos mujeres es porque a mí me gustan más o menos, no porque estén desaparecidas del mapa. No es cuestión de recomendar escritoras por su sexo, es cuestión de reconocer que esas mujeres merecen estar ahí y que si no lo están no es por tener menos calidad sino porque vivimos en una sociedad que invisibiliza a la mujer y sus logros en todos los ámbitos, y el literario no es menos.
Sé que me repito más que el ajo, pero dadas las fechas me
parecía apropiado hacer una reflexión algo más extensa que un hilo de twitter. Alucinadas o el premio Ripley no surgieron por nada. La Nave Invisible, Adopta una autora, #LeoAutorasFantásticas o #LeoAutoras no son
proyectos que hayan nacido con un propósito vacío e irreal. Lola
Robles, Caryanna, Khardan, Frauwaz, Cristina Jurado, Álex Páez, Odo, Israel
Alonso o la librería Gigamesh no ponen tanto empeño en promover cada uno en la
medida de sus posibilidades la lectura de autoras porque esté de moda (de
hecho, Robles lo lleva haciendo desde hace más años de los que tengo yo). Es
porque es necesario. Porque los cambios se consiguen actuando.
Lola Robles, además de mi autora adoptada, tiene también una página con la bibliografía de muchas autoras del fantástico. No dejes de consultarla. |
PD: Esa autora que coescribió un libro con Martin es Lisa Tuttle, es majísima y me sorprendió mucho con su visión del género y su experiencia.
PD2: No sé si te has cerciorado de otro problema bastante grande que se extrae de algunos de los datos que he comentado. En España se lee poco escritor patrio. Algunos siguen poniéndose seudónimos «extranjeros» (véase Megan Maxwell). Max Power tiene muchas más probabilidades de vender una bazofia que Pepe García una obra de arte. Y en España se escriben muy buenas obras de fantasía y ciencia ficción. Para mí es otra asignatura pendiente, aunque intento leer más escritores españoles. Tampoco te olvides de ellos cuando vayas a la librería.
Te aplaudo de corazón, como autora y como lectora. Esta entrada tendría que colgarse en el corcho de casa para verla antes de ir a la librería.
ResponderEliminar¡Gran trabajo, Sierpe!
Gracias ^^
EliminarUna entrada magnífica y muy necesaria. En Miserables también intentamos leer más autoras de literatura de género (que es donde menos suelen publicarse o publicitarse), estamos participando en el proyecto Adopta una autora e incluso tenemos un reto anual donde apostamos porque todos los libros sean de mujeres (veremos si lo conseguimos cumplir 😂). Dicho esto, hablando ya de mí mismo, me doy cuenta que muchas veces nos cuesta modificar nuestros hábitos de lectura y tienes que obligarte un poco (buscando activamente, dejando libros de autores de lado aunque les tengas muchas ganas, ...), pero creo que es necesario para descubrir a autoras maravillosas que de otra manera no hubiéramos descubierto. Me gustaría, por ejemplo, que en el festival Celsius se apostase por traer todavía más autoras de las que están viniendo años anteriores, aunque estoy seguro que desde el festival están haciendo todo lo posible porque sea así.
ResponderEliminarDespués de este rollo, solo queda decir: ¡larga vida a las autoras!
Sé que Cristina Macías lo tiene muy en cuenta, y normalmente llevan un % mayor del que se publica, pero es complicado porque en España aún es más difícil encontrar variedad (sin irte a autopublicadas)
Eliminar¡Ay señóh! Quiero hacerle un monumento a esta entrada, joder. Ale. Secundo todo todo lo que dices. Más o menos esa fue mi evolución. También tengo que decir que, a nivel general, cuando salieron estas iniciativas el año pasado y repase los libros que había leído, tuve suerte y había leído como unas cuarenta mujeres frente a quince hombres o algo asi. Así que no me puedo quejar. Pero si, estoy de acuerdo contigo en que hay que priorizar. Y en fantasía más, que hay escritoras fantásticas.
ResponderEliminarUn saludo
Ya he dicho que era una generalización y que sé de gente que no le pasaba así. Pero es lo que tiene simplificar. En mi caso, sí leía bastantes más hombres que mujeres (quizá un 70-30). Que tampoco es que sea un trauma, pero he descubierto historias escritas por mujeres maravillosas este año <3
EliminarUn abrazo ^^
personalmente y desde mi punto de vista de solo lectora me gusto la idea de La Nave Invisible y todas las iniciativas posteriores para promover la visibilidad de escritoras, yo jamás he comprado por género y me sorprendio darme cuenta de las pocas mujeres que tenia en la estanterías, creo que Doris Lessing y Rosa Montero lo que mas (de terror que es lo mio casi nada, ciencia ficción y fantasía apenas porque casi no habia leído nada)... asi que ahora decido recuperar horas de lectura conociendo a escritoras y me encanta, los libros de la mesilla aumentan sin parar y yo feliz.
ResponderEliminarEn terror es complicado leer mujeres. Las autoras góticas están descatalogadas, aunque este año hemos tenido un par de reediciones bastante buenas. Y actuales están saliendo colecciones y alguna novelita, lo cual es también de agradecer. Lo importante es estar contento con lo que se lee, yo también estoy muy feliz de estar haciendo estos pequeños descubrimientos aunque no me dé tiempo a leer lo que leen todos los demás.
EliminarMe encanta cómo empiezas el artículo y cómo lo acabas. Es una gran reflexión y ciertamente un esfuerzo consciente el que hay que hacer para escarbar y encontrar más autoras. Además, todo bien informado y con fuentes y referencias. Así da gusto. Muchísimas gracias por estos pasos y por compartir tus reflexiones <3.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Atte. Rika~
Gracias a ti por leerlo :) ¡Un abrazo!
EliminarGran reflexión querida Sierpe. Creía que había comentado, pero en mi revisión semanal he visto que no XD. "No es cuestión de gustos. Es cuestión de saber si hay una posibilidad de que tengas que ampliar tu espectro." Esta frase me resulta clave. Por mi parte sigo eligiendo el libro de la estantería según me viene la inspiración o me apetece. Hay gente que le gustará llevar un registro equilibrado de autores / autoras. Por mi parte intento darle cabida a todo, pero no me lo impongo, eso sería como un "castigo" y la finalidad se perdería. Si que sé que soy más consciente sobre el problema, que le trato de poner mayor solución, o al menos darle visibilidad. Por que el problema existe, hay que saberlo, esta visible para quién lo quiera ver. Y para mi eso es lo importante, al menos. No ocultarlo. Por mi parte estoy poniendo mayor remedio a leer más autores y autoras nacionales. Tenemos muchas obras y buenos autores que publican cada año cosas muy interesantes. Por ponerlo así sobre ejemplo, de mis ultimas 5 lecturas 3 son de autores nacionales, y me encanta. Por que es otro problema. Como tu dices, saber la posibilidad te abre los ojos. Un abrazo^^
ResponderEliminarSi yo entiendo que cada uno lee lo que quiere cuando le apetece (de otra manera acabas por mandarlo todo a pastar y no disfrutas, que es de lo que se trata). Pero es bueno tener en mente estas desigualdades para que quizá, te apetezcan otras cosas, porque si no siempre te va a gustar lo mismo. Tengo que seguirte con lo de autores hispanos, que eso sí lo llevo un poco mal. ¡Poco a poco! Un besote ^^
EliminarMagnífica visión de la actualidad editorial y del lector/a habitual. Gracias por tu trabajo.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo. ¡Un saludo!
EliminarDesde mi punto de vista el problema es complejo, como bien dices este es un mundo de hombres y hacerse un hueco no es fácil, y menos aún con un nombre por completo desconocido. Escribes una novela, logras que una pequeña editorial se fije en ella y decida publicarla, te la compran tus amigos, familiares y conocidos, pero la publicidad es cara, y la editorial se tiene que conformar con que la novela esté en el catálogo de las librerías, pero no te conocer nadie, y los libreros no tienen expuesta tu novela en sus estanterías, sólo la traen si alguien se la pide, pero así la posibilidad de que alguien entre, le eche un vistazo a tu libro y se decida a comprarlo es nula, con lo cuál las ventas son mínimas, y los lectores siguen sin conocerte, y así la pescadilla que se muerde la cola, y al final te planteas si todo esto merece la pena, si ser escritora es un sueño imposible de cumplir
ResponderEliminarA veces hace más el boca a boca que toda una campaña mediática. Por eso es importante hacerse con un buen grupo de lectores fieles, pero eso lleva trabajo y dedicación. Esos lectores te pueden permitir cubrir los costes de una autopublicación si quieres seguir escribiendo y que te lean, aunque no sean centenares de personas. O con la publicación digital, que es más sencillo y barato llegar a más gente. Ahora mismo hay muchas posibilidades para no renunciar a escribir y publicar. Pero, como dices, igualmente es un asunto complicado con muchas variables, y no todo le funciona de la misma manera a todo el mundo. Saludos :)
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