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miércoles, 8 de febrero de 2017
~Reseña~ Leñadoras, o cómo llevar la sororidad a todos los públicos
La sororidad es un término complejo. No es de primero de
feminismo, y según a quién preguntes te lo describe de una manera u otra. No
aparece en el DRAE (tampoco me extraña) y, siendo sincera, tampoco yo lo tengo
claro del todo. Pero si lo tengo que explicar con mis palabras, diría que es
una actitud de hermandad entre las mujeres, a las que tradicionalmente se nos
educa para competir entre nosotras (y ser la más guapa, la más lista, la más
delgada, la más popular…). La sororidad propicia el apoyo entre las mujeres,
ayudándose mutuamente para superar, entre otras cosas, los obstáculos impuestos
por el patriarcado (esto no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con
otras mujeres solo por el hecho de serlo y que no podamos discutir con ellas o
enfadarnos o lo que sea… bueno, al menos yo no lo concibo así). En este diccionario feminista lo explican
mucho mejor, por si alguien tiene curiosidad (y si alguien quiere corregirme
estaré encantada de aprender algo nuevo).
¿Y por qué suelto este rollo antes de empezar la reseña?
Bien, porque este término es la base de Leñadoras.
Y no, no se menciona en ningún momento. No hay ningún discurso feminista que
vaya a herir sensibilidades (que tampoco pasaría nada). Pero eso es lo que hace
de esta historia algo magnífico: la naturalidad. La manera tan perfecta en que
se complementan las cinco chicas que protagonizan este cómic. La forma en
que demuestran su amistad y el valor que
esta tiene.
miércoles, 10 de agosto de 2016
~Citas~ El océano al final del camino
De
entre las muchas cosas que me han gustado de El océano al final del camino, sus reflexiones sobre la dualidad
niñez-adultez y los recuerdos son de las que más me han maravillado. Adoro los
libros que te dejan pensando, que te hacen paladear las frases para desentrañar
su significado, para aprehenderlo y que de ellos extraigamos algo que nos haga
cambiar aunque sea de una manera ínfima nuestra percepción del mundo.
Estas
son las citas que he marcado conforme leía y que espero que os hagan
reflexionar a vosotros también.

«Me pregunté quién era yo, algo que solía
hacer a esa edad, y qué era exactamente lo que estaba mirando la cara reflejada
en el espejo. Si la cara que estaba mirando no era yo, y sabía que no lo era,
porque seguiría siendo yo le pasara lo que le pasase a mi cara, entonces ¿qué
era yo? ¿Y qué era lo que estaba mirando?».
«En el fondo, nadie es como aparenta
ser. Tú, por ejemplo. O yo. Las personas son mucho más complicadas que eso. Y
eso vale para todo el mundo».
«Por dentro, los adultos tampoco
parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que
saben lo que hacen. Por dentro, siguen siendo exactamente igual que han sido
siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen.
Ni uno solo, en todo el mundo».
«Los adultos no deberían llorar. No
tienen una madre que los consuele».
«No echo de menos ser un niño, pero
echo de menos el placer que me producían las pequeñas cosas, por más que las
cosas importantes se estuvieran desmoronando. No podía controlar el mundo en
que vivía, no podía huir de las cosas, la gente o los momentos que me hacían
daño, pero disfrutaba como un enano de lo que me hacía feliz».

«Cada cual recuerda las cosas de una
manera; nunca encontrarás a dos personas que recuerden exactamente lo mismo,
fueran testigos de ello o no. Dos personas pueden estar muy cerca la una de la
otra, y sin embargo tener percepciones muy distintas sobre determinado asunto».
«No se puede aprobar o suspender en el
hecho de ser persona».
miércoles, 15 de junio de 2016
~Reseña~ Neverwhere, o una visión mágica y oscura de las ciudades
Neverwhere cuenta la historia de Richard Mayhew, un joven londinense
con una vida ordinaria que cambia para siempre cuando se sumerge a través de
los intersticios de la realidad en el subsuelo de Londres. Allí, como debajo de
cada gran ciudad, existe un mundo desconocido e invisible, plagado de seres
extraños, en el que sobrevivir dependerá de abrir las puertas adecuadas.
Porque hay mundos bajo tus pies, espías bajo las escaleras y formas que
esperan al otro lado de los portales que solo has atisbado en tus sueños. Tras
leer Neverwhere, nunca volverás a pasar por los sombríos lugares del mundo
moderno con la misma confianza infantil.
A principios de año no tenía
planeado leer nada de Neil Gaiman y ya llevo dos. Y es que este hombre tiene
una manera de narrar y de dar forma a las historias totalmente adictiva.
Neverwhere comenzó siendo una serie para la BBC, pero en la novela
Gaiman aprovechó para introducir cosas que no le permitieron en la serie. Sin
embargo esta fue prácticamente un primer borrador que perfeccionó para la
edición americana, aunque su editora eliminó algunos pasajes cómicos. Al final,
Gaiman consiguió hacer una edición definitiva combinando las partes que más le
gustaban de la edición americana con algunos pasajes suprimidos, y esta es la última
edición que nos trae Roca editorial, con una carta a los lectores españoles y
un relato ambientado en el mundo creado por el autor.
Decir que es una historia mágica
es quedarse corto. Gaiman va más allá y recrea un Londres oscuro y peligroso,
con humor y al mismo tiempo con una fuerte crítica hacia la soledad y
marginación que sufren los vagabundos o desposeídos. Eso sí, una crítica muy
bien introducida en la historia, que participa de ella y no aparece con
lucecitas de neón. Hay que bucear entre los hechos y las palabras para entender
lo que realmente nos está queriendo comunicar el escritor. Y es que Gaiman sabe
muy bien cómo mostrar sin contar, dejando a la imaginación del lector muchos
elementos y misterios.
![]() |
Tenía que poner esta portada de Simonetti |
En este caso no hay una
narración profunda, sino una sucesión de hechos en los que el autor hace gala
de su creatividad y que nos arrastrará sin remedio por las sombras de Londres
de Abajo, donde nada ni nadie es lo que parece. De esta manera, hace de esta
realidad alternativa al Londres "real" un personaje en sí mismo. Hay
que destacar en este punto la habilidad de Gaiman con los juegos de palabras,
que se pierden un poco con la traducción, pero que están enormemente arraigados
a la ciudad. Si King's Cross es un punto de referencia para los fans de Harry Potter,
Ravenscourt o Blackfriars cambiarán por completo tras leer esta novela.
En otros aspectos me ha parecido
un libro un tanto irregular. El autor hace un uso muy correcto del diálogo y en
dejar detalles sueltos por la narración, y sin embargo tiene momentos en los
que se vuelve excesivamente detallista, con párrafos enteros sobre lo que se
vende en el Mercado Ambulante, por ejemplo (un concepto, el del Mercado
Ambulante, que por otra parte me ha encantado). Los personajes brillan por su
carisma. Así, destacan sobre todo el señor Croup y el señor Vandemar, dos de
los mejores villanos que he encontrado en mucho tiempo, o el Marqués de
Carabás, quizá el personaje más misterioso de la novela. Sin embargo,
personajes principales como Puerta o Richard se me han quedado algo flojos. Eso
sí, me ha gustado mucho la evolución de Richard a lo largo de la historia, me
parece muy bien construida y muy creíble.
El final quizá es algo
previsible, pero no es una historia que necesite un gran final, porque la
verdadera gozada está en el transcurso de los acontecimientos, en la
construcción de un Londres de Abajo que a veces parece más real que el de
Arriba, en descubrirlo poco a poco al tiempo que el protagonista, en el uso de
la ironía y el humor ácido al tiempo que la crueldad y el egoísmo. Se disfruta
en el viaje y en la manera que tiene Gaiman de dibujar una fantasía tangible
alejada de la grandilocuencia de otras obras. El deleite están en lo que hay
más allá de lo que nuestros ojos ven. A mí desde luego me ha dejado con ganas
de ver la serie, escuchar la versión radiofónica (en la que participan Benedict
Cumberbatch o Christopher Lee, por ejemplo), leer el cómic y esperar impaciente
otra historia ambientada en el Londres de Abajo.
Título: Neverwhere
Autor: Neil Gaiman
Traductora: Mónica Faerna
Editorial: Roca
Editorial
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Año de
publicación: 2015
Nº
páginas: 416
Precio: 19,90€ / 7,99€ (ebook)
PD: Recomiendo fervientemente
leerlo con un mapa del metro de Londres (como mínimo) al lado, y si es en
inglés mucho mejor.
Neverwhere lo leí durante la #LCNeverwhere que organizamos algunos en twitter a principios de junio. Así que os dejo con otras reseñas de los que participaron (iré añadiendo conforme vaya recopilando):
Boy with letters (@Mangrii)
Danza de letras (@Duxiet)
Entropía (@EmmaFrell)
Neverwhere lo leí durante la #LCNeverwhere que organizamos algunos en twitter a principios de junio. Así que os dejo con otras reseñas de los que participaron (iré añadiendo conforme vaya recopilando):
Boy with letters (@Mangrii)
Danza de letras (@Duxiet)
Entropía (@EmmaFrell)
Dalayn
Lectora por vocación. (Medio) arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.
Lectora por vocación. (Medio) arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.
martes, 26 de abril de 2016
~Reseña~ El océano al final del camino, o la senda de la niñez y la nostalgia
SINOPSIS
Una novela sobre el
recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la
oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros.
Hace cuarenta años,
cuando nuestro narrador contaba apenas siete, el hombre que alquilaba la
habitación sobrante en la casa familiar se suicidó dentro del coche de su padre.
Este acontecimiento provocó que antiguos poderes dormidos cobraran vida y que
criaturas de más allá de este mundo se liberaran. El horror, la amenaza, se
congregan a partir de entonces para destruir a la familia del protagonista. Su
única defensa la constituirán las tres mujeres que viven en la granja
desvencijada al final del camino. La más joven de ellas, Lettie, afirma que el
estanque es, en realidad, un océano. La mayor dice que recuerda el Big Bang.
Cuando acabé El océano al final del camino y pensé en
hacer la reseña no sabía muy bien por dónde empezar. La novela me había dejado
como entumecida, sumida en una historia que no era la que había leído, sino la
mía propia.
Es la segunda obra de Neil Gaiman
que leo (la primera fue La joven
durmiente y el huso, que reseñé aquí hace unos meses) y me ha encandilado por completo. Gaiman utiliza un lenguaje directo pero al mismo tiempo poético
(aunque no llega al nivel de Rothfuss); a veces parece que te esté cantando al
oído en vez de narrando una historia. Las palabras fluyen a través de las
páginas hasta que de pronto te encuentras con el final y te cuesta creer que el
viaje haya acabado.
Por tanto, se puede decir que es
un libro fácil de leer, pero al mismo tiempo goza de una gran complejidad. La
novela transcurre entre la fantasía y la realidad, entre lo onírico y lo
mundano, hasta el punto en que ambos se llegan a confundir, transmitiéndonos
mucho más de lo que simplemente está escrito. Es una historia hecha para
meditar en silencio, para pensar, para paladearla hasta desentrañar todo lo que
esconde. Hay muchas reflexiones que aparecen abiertas, pero otras situaciones constituyen
metáforas que esperan ser comprendidas por el lector en un futuro, una vez nos
interese más la lectura entre líneas que lo que está teniendo lugar.
Si no está catalogada como
novela juvenil no es porque la complejidad sea extrema ni haya escenas
violentas o sexuales explícitas, sino porque a un adolescente no le llegaría de
la misma manera que le llegaría a un treintañero, igual que a un treintañero no
le llegaría igual que una persona con cincuenta o más años. El océano al final del camino es una oda
a la nostalgia por la niñez perdida, por lo que cuanto más lejano esté el
lector de ella más atrapado quedará por ella.
La única pega que puedo ponerle
es que el protagonista, que tiene siete años, en muchas ocasiones no parecía
que los tuviera, aunque ¿quién recuerda las cavilaciones que teníamos a esa
edad? Pero por lo demás me atrapó desde el principio, desde que "el niño" llega a la granja y pide ver el océano de Lettie. Gaiman hace gala de una gran
creatividad a la hora de escribir, llevándonos siempre por caminos
insospechados y haciéndonos devorar el libro. Creo que es una de esas lecturas
que hacen que el lector se conozca más a sí mismo.
jueves, 11 de abril de 2013
~Reseña~ El Legado, o qué saga legar a tu peor enemigo.
¿Recordáis aquel bonito libro de
tamaño medio que gritaba «¡DRAGONES!»? Era allá por 2003-2004, cuando yo
todavía era joven. Entonces la magia estaba al orden del día con Harry Potter y
una historia de un adolescente con dragones y aventuras entraba muy bien. Sobre
todo si acababas de empezar la ESO.
Y entró.
Eragon fue bestseller en EEUU y en España si no recuerdo mal
también, de otro modo no se les habría ocurrido adaptarlo para hacer una
película (o tratamiento para quitarte una mala digestión). No era la octava
maravilla. Tampoco lo son los libros de Dan Brown y Stephenie Meyer y se venden
como agua de mayo. Un jovenzuelo sin padre que se encuentra un huevo de dragón
aparecido de la nada, al que al parecer lo persigue medio Imperio, que tiene
que cruzar medio mapa mientras aprende a ser un Jinete de Dragón y que tiene
que matar a unos monstruos feos y peligrosos en principio puede prometer. Un
idioma para hacer magia, elfos, enanos, dragones, alguna que otra raza malévola
(úrgalos, ra'zac), espadas legendarias, una guerra pasada, una guerra futura,
un malo maloso que lleva en el poder 100 años al que hay que derrocar… Muchos ingredientes que recuerdan a la fantasía de Dragonlance y similares.
Quizá demasiados.
La historia está concebida por un niño
de 15 años para niños de 15 años. Y para esa edad Eragon cumple. No creo que
cumpla mucho más allá, sobre todo si has leído a Martin, Rothfuss o Bakker.
Pero como historia sencilla y para pasar el rato puede estar bien (claro que
para eso pillas a Pratchett).
Sin embargo, el problema de El Legado no se encuentra en Eragon. Aunque es posible que tenga
parte de culpa. De hecho, si eres un poco perspicaz, encuentras que hay
trozos en el libro que no están escritos por la misma persona. No, Paolini
no es el único que ha metido mano en las líneas, por mucho que su nombre sea el
único que aparece en la portada. Posiblemente su familia haya tenido mucho que
ver, ya que fueron los encargados de la primera publicación de la novela. Aquí
ya empiezan las dudas sobre la calidad de la saga.
Más dudas se plantean cuando después
de Eragon viene Eldest. Y te encuentras casi 1000 páginas en las que sólo pasan
cosas interesantes en ¿200? (y a lo mejor ya estoy dándole demasiadas) y donde
además la mitad de ellas son previsibles. Por lo hablar de la bastante mejorable edición que sacaron en España, plagada de
erratas y cambios en nombres que te hacen plantearte seriamente si merece la
pena gastarse el dinero en estos libros.
Pero cuando ya te das cuenta que te la
han metido doblada es cuando así por 2007-2008 al chavalín (y ya no tan
chavalín) se le ocurre la brillante idea de partir
el supuesto tercer y último libro en dos porque
se le ha hecho demasiado grande. Ahí ya te empieza a dar un tic nervioso. Después de la paja que había en Eldest tenemos dos tochos más (porque
son tochos, no son minucias) y en un principio no sabes si es que la historia
realmente lo necesita o si es por dinero (permitidme que me incline por lo
segundo). Por si esto fuera poco, el señor escritor dice que las nuevas ediciones de Eragon y Eldest serán ligeramente distintas porque al escribir Brisingr tuvo
que cambiar cosas de los libros anteriores para que los hechos tuvieran sentido. ¿Perdón?
¿Dónde se ha visto eso? (No, perdonad, pero es que después de escribir
cuatro libros me he dado cuenta de que queda mejor ponerle la cicatriz a Ron en
lugar de a Harry porque así esto queda más dramático).
Brisingr se atraganta sobremanera y Legado te lo metes entre pecho y espalda
porque por cojones narices te lo acabas después de haberte gastado 60€
en la saga y después de tanta parafernalia quieres saber qué porras pasa al
final.
Y lo que pasa es resulta ser muy predecible
y después nos encontramos con un epílogo de cien páginas que acaba haciéndote
desear que esos libros ardan por los siglos de los siglos.
Para mí, el gran problema de esta saga
es que, además de la paja, los ingredientes se
le han quedado grandes al señor Paolini. Se le escapan de las manos. El
hecho de tener una magia de ese calibre en la que puedes hacer cualquier cosa
siempre y cuando tengas energía suficiente (y si no la tienes, te pillas un
poco de criptonita y ni Superman te para) y no quieras resucitar a los muertos
es aburrido. Si eres mago, encima Jinete y sabes muchas palabritas, ni heridas
para ti, ni para tu primo, ni para su esposa, ni para tu amiga, ni para tu
dragón, ni para… ¿a que suena aburrido? Pues Paolini debió darse cuenta (o no)
y tiene varias incongruencias en un intento de darle un poco de vidilla al
asunto.
También suceden cosas como que Eragon
tenga un corte en una página y a la siguiente el corte no exista ni existirá en
ninguna más, pero en ningún lado dice que se haya curado con magia. O que haya
un grupo de cinco personas y misteriosamente desaparece una durante cinco
páginas y luego vuelve a aparecer, porque seguía allí, pero no se acuerdan de
nombrarlo. O cómo el autor va dejando caer pistas que no llevan a ninguna parte
o no se acaban de explicar nunca.
No puedes pedirle a esta historia que
se convierta en Juego de Tronos. Sin embargo creo que no hay nada malo en pedir
una revisión, una síntesis y
unos mínimos de coherencia en
algo en lo que, al fin y al cabo, te estás dejando la pasta y el tiempo.
Lamentablemente Paolini es un escritor novel que no ha sabido manejar la
información (ni el dinero) que tenía entre sus manos ni ha evolucionado en
cuatro volúmenes. Y además no añade nada nuevo al mundo de la fantasía con ellos.
A pesar de todo, El
Legado tiene sus cosas buenas. Los personajes de Ángela y el de Solembum son los más interesantes, y ahondar
más en ellos es lo mejor que ha podido hacer. La ambientación también me ha
gustado, sobre todo la isla de Vroengard o algunos pasajes de Ellésmera. Y
luego está Galbatorix, el cual se
convierte en uno de los personajes con más chicha en apenas ¿veinte páginas?
Tiene mucha miga, lástima que sólo podamos disfrutar de él al final del último
libro. Pero son elementos demasiado sueltos y secundarios como para compensar
el resto de desaguisado.
El
Legado ha
tenido puntos para ser una saga resultona, pero ha ido a caer en manos lo suficientemente
inexpertas como para acabar siendo un experimento mal estructurado,
desorganizado e incoherente. A mí me gustó con 15 años cuando empecé con el
primer volumen, pero cuando llevas a tus espaldas unas cuantas lecturas de
complejidad similar y mucho mejor llevadas, ésta se hace muy cuesta arriba. Una
lástima porque tiene muchos elementos que harían las delicias de cualquier
amante de la fantasía épica.