Blog de literatura fantástica

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    En Libros Prohibidos podéis leer este relato corto de fantasía oscura. ¡Felices sueños!

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    A caballo entre lo onírico y lo distópico El pasado es un cazador paciente es una historia inquietante y evocadora a partes iguales.

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    Un relato corto sobre los pequeños lastres que vivimos las mujeres a diario. Se lee en 10 minutos.

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    Las izahikaris viven en comunión con la tierra, pero Saha anhela ir más allá, al mundo prohibido bajo las olas. Atrapada entre sus deseos y sus obligaciones, el miedo le impide encontrar la salida. Izahi, a tus hijas, habla de la amistad y del camino para encontrarse a una misma. ¿Será capaz Saha de desafiar las normas para conseguirlo?

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    Ige es diferente. Su mejor amigo ha muerto por ser diferente. ¿Conseguirá encontrar un hogar al otro lado del mar? ¿Podrá convivir con Olu, la inteligencia artificial que odia y siempre la acompaña?

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miércoles, 8 de febrero de 2017

~Reseña~ Leñadoras, o cómo llevar la sororidad a todos los públicos



La sororidad es un término complejo. No es de primero de feminismo, y según a quién preguntes te lo describe de una manera u otra. No aparece en el DRAE (tampoco me extraña) y, siendo sincera, tampoco yo lo tengo claro del todo. Pero si lo tengo que explicar con mis palabras, diría que es una actitud de hermandad entre las mujeres, a las que tradicionalmente se nos educa para competir entre nosotras (y ser la más guapa, la más lista, la más delgada, la más popular…). La sororidad propicia el apoyo entre las mujeres, ayudándose mutuamente para superar, entre otras cosas, los obstáculos impuestos por el patriarcado (esto no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con otras mujeres solo por el hecho de serlo y que no podamos discutir con ellas o enfadarnos o lo que sea… bueno, al menos yo no lo concibo así). En este diccionario feminista lo explican mucho mejor, por si alguien tiene curiosidad (y si alguien quiere corregirme estaré encantada de aprender algo nuevo).

¿Y por qué suelto este rollo antes de empezar la reseña? Bien, porque este término es la base de Leñadoras. Y no, no se menciona en ningún momento. No hay ningún discurso feminista que vaya a herir sensibilidades (que tampoco pasaría nada). Pero eso es lo que hace de esta historia algo magnífico: la naturalidad. La manera tan perfecta en que se complementan las cinco chicas que protagonizan este cómic. La forma en que  demuestran su amistad y el valor que esta tiene.

miércoles, 10 de agosto de 2016

~Citas~ El océano al final del camino


De entre las muchas cosas que me han gustado de El océano al final del camino, sus reflexiones sobre la dualidad niñez-adultez y los recuerdos son de las que más me han maravillado. Adoro los libros que te dejan pensando, que te hacen paladear las frases para desentrañar su significado, para aprehenderlo y que de ellos extraigamos algo que nos haga cambiar aunque sea de una manera ínfima nuestra percepción del mundo.

Estas son las citas que he marcado conforme leía y que espero que os hagan reflexionar a vosotros también.


«A veces los recuerdos de la infancia quedan cubiertos u oscurecidos por las cosas que sucedieron después, como juguetes olvidados en el fondo del armario de un adulto, pero nunca se borran del todo».

«Me pregunté quién era yo, algo que solía hacer a esa edad, y qué era exactamente lo que estaba mirando la cara reflejada en el espejo. Si la cara que estaba mirando no era yo, y sabía que no lo era, porque seguiría siendo yo le pasara lo que le pasase a mi cara, entonces ¿qué era yo? ¿Y qué era lo que estaba mirando?».

«En el fondo, nadie es como aparenta ser. Tú, por ejemplo. O yo. Las personas son mucho más complicadas que eso. Y eso vale para todo el mundo».

«Por dentro, los adultos tampoco parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que saben lo que hacen. Por dentro, siguen siendo exactamente igual que han sido siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen. Ni uno solo, en todo el mundo».

«Los adultos no deberían llorar. No tienen una madre que los consuele».

«No echo de menos ser un niño, pero echo de menos el placer que me producían las pequeñas cosas, por más que las cosas importantes se estuvieran desmoronando. No podía controlar el mundo en que vivía, no podía huir de las cosas, la gente o los momentos que me hacían daño, pero disfrutaba como un enano de lo que me hacía feliz».

«Nada es nunca igual. Así haya transcurrido un segundo o cien años. Todo está en continuo movimiento. Y la gente cambia igual que cambian los océanos».

«Cada cual recuerda las cosas de una manera; nunca encontrarás a dos personas que recuerden exactamente lo mismo, fueran testigos de ello o no. Dos personas pueden estar muy cerca la una de la otra, y sin embargo tener percepciones muy distintas sobre determinado asunto».

«No se puede aprobar o suspender en el hecho de ser persona».

miércoles, 15 de junio de 2016

~Reseña~ Neverwhere, o una visión mágica y oscura de las ciudades




Neverwhere cuenta la historia de Richard Mayhew, un joven londinense con una vida ordinaria que cambia para siempre cuando se sumerge a través de los intersticios de la realidad en el subsuelo de Londres. Allí, como debajo de cada gran ciudad, existe un mundo desconocido e invisible, plagado de seres extraños, en el que sobrevivir dependerá de abrir las puertas adecuadas.
Porque hay mundos bajo tus pies, espías bajo las escaleras y formas que esperan al otro lado de los portales que solo has atisbado en tus sueños. Tras leer Neverwhere, nunca volverás a pasar por los sombríos lugares del mundo moderno con la misma confianza infantil.


A principios de año no tenía planeado leer nada de Neil Gaiman y ya llevo dos. Y es que este hombre tiene una manera de narrar y de dar forma a las historias totalmente adictiva.

Neverwhere comenzó siendo una serie para la BBC, pero en la novela Gaiman aprovechó para introducir cosas que no le permitieron en la serie. Sin embargo esta fue prácticamente un primer borrador que perfeccionó para la edición americana, aunque su editora eliminó algunos pasajes cómicos. Al final, Gaiman consiguió hacer una edición definitiva combinando las partes que más le gustaban de la edición americana con algunos pasajes suprimidos, y esta es la última edición que nos trae Roca editorial, con una carta a los lectores españoles y un relato ambientado en el mundo creado por el autor.

Decir que es una historia mágica es quedarse corto. Gaiman va más allá y recrea un Londres oscuro y peligroso, con humor y al mismo tiempo con una fuerte crítica hacia la soledad y marginación que sufren los vagabundos o desposeídos. Eso sí, una crítica muy bien introducida en la historia, que participa de ella y no aparece con lucecitas de neón. Hay que bucear entre los hechos y las palabras para entender lo que realmente nos está queriendo comunicar el escritor. Y es que Gaiman sabe muy bien cómo mostrar sin contar, dejando a la imaginación del lector muchos elementos y misterios.

Tenía que poner esta portada de Simonetti

En este caso no hay una narración profunda, sino una sucesión de hechos en los que el autor hace gala de su creatividad y que nos arrastrará sin remedio por las sombras de Londres de Abajo, donde nada ni nadie es lo que parece. De esta manera, hace de esta realidad alternativa al Londres "real" un personaje en sí mismo. Hay que destacar en este punto la habilidad de Gaiman con los juegos de palabras, que se pierden un poco con la traducción, pero que están enormemente arraigados a la ciudad. Si King's Cross es un punto de referencia para los fans de Harry Potter, Ravenscourt o Blackfriars cambiarán por completo tras leer esta novela.

En otros aspectos me ha parecido un libro un tanto irregular. El autor hace un uso muy correcto del diálogo y en dejar detalles sueltos por la narración, y sin embargo tiene momentos en los que se vuelve excesivamente detallista, con párrafos enteros sobre lo que se vende en el Mercado Ambulante, por ejemplo (un concepto, el del Mercado Ambulante, que por otra parte me ha encantado). Los personajes brillan por su carisma. Así, destacan sobre todo el señor Croup y el señor Vandemar, dos de los mejores villanos que he encontrado en mucho tiempo, o el Marqués de Carabás, quizá el personaje más misterioso de la novela. Sin embargo, personajes principales como Puerta o Richard se me han quedado algo flojos. Eso sí, me ha gustado mucho la evolución de Richard a lo largo de la historia, me parece muy bien construida y muy creíble.

El final quizá es algo previsible, pero no es una historia que necesite un gran final, porque la verdadera gozada está en el transcurso de los acontecimientos, en la construcción de un Londres de Abajo que a veces parece más real que el de Arriba, en descubrirlo poco a poco al tiempo que el protagonista, en el uso de la ironía y el humor ácido al tiempo que la crueldad y el egoísmo. Se disfruta en el viaje y en la manera que tiene Gaiman de dibujar una fantasía tangible alejada de la grandilocuencia de otras obras. El deleite están en lo que hay más allá de lo que nuestros ojos ven. A mí desde luego me ha dejado con ganas de ver la serie, escuchar la versión radiofónica (en la que participan Benedict Cumberbatch o Christopher Lee, por ejemplo), leer el cómic y esperar impaciente otra historia ambientada en el Londres de Abajo.


Título: Neverwhere
Autor: Neil Gaiman
Traductora: Mónica Faerna
Editorial: Roca Editorial
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Año de publicación: 2015
Nº páginas: 416
Precio: 19,90€ / 7,99€ (ebook)



PD: Recomiendo fervientemente leerlo con un mapa del metro de Londres (como mínimo) al lado, y si es en inglés mucho mejor.

Neverwhere lo leí durante la #LCNeverwhere que organizamos algunos en twitter a principios de junio. Así que os dejo con otras reseñas de los que participaron (iré añadiendo conforme vaya recopilando):

Boy with letters (@Mangrii)
Danza de letras (@Duxiet)
Entropía (@EmmaFrell)







Dalayn
Lectora por vocación. (Medio) arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.

martes, 26 de abril de 2016

~Reseña~ El océano al final del camino, o la senda de la niñez y la nostalgia


SINOPSIS
Una novela sobre el recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros.
Hace cuarenta años, cuando nuestro narrador contaba apenas siete, el hombre que alquilaba la habitación sobrante en la casa familiar se suicidó dentro del coche de su padre. Este acontecimiento provocó que antiguos poderes dormidos cobraran vida y que criaturas de más allá de este mundo se liberaran. El horror, la amenaza, se congregan a partir de entonces para destruir a la familia del protagonista. Su única defensa la constituirán las tres mujeres que viven en la granja desvencijada al final del camino. La más joven de ellas, Lettie, afirma que el estanque es, en realidad, un océano. La mayor dice que recuerda el Big Bang.


Cuando acabé El océano al final del camino y pensé en hacer la reseña no sabía muy bien por dónde empezar. La novela me había dejado como entumecida, sumida en una historia que no era la que había leído, sino la mía propia.

Es la segunda obra de Neil Gaiman que leo (la primera fue La joven durmiente y el huso, que reseñé aquí hace unos meses) y me ha encandilado por completo. Gaiman utiliza un lenguaje directo pero al mismo tiempo poético (aunque no llega al nivel de Rothfuss); a veces parece que te esté cantando al oído en vez de narrando una historia. Las palabras fluyen a través de las páginas hasta que de pronto te encuentras con el final y te cuesta creer que el viaje haya acabado.

Por tanto, se puede decir que es un libro fácil de leer, pero al mismo tiempo goza de una gran complejidad. La novela transcurre entre la fantasía y la realidad, entre lo onírico y lo mundano, hasta el punto en que ambos se llegan a confundir, transmitiéndonos mucho más de lo que simplemente está escrito. Es una historia hecha para meditar en silencio, para pensar, para paladearla hasta desentrañar todo lo que esconde. Hay muchas reflexiones que aparecen abiertas, pero otras situaciones constituyen metáforas que esperan ser comprendidas por el lector en un futuro, una vez nos interese más la lectura entre líneas que lo que está teniendo lugar.

Si no está catalogada como novela juvenil no es porque la complejidad sea extrema ni haya escenas violentas o sexuales explícitas, sino porque a un adolescente no le llegaría de la misma manera que le llegaría a un treintañero, igual que a un treintañero no le llegaría igual que una persona con cincuenta o más años. El océano al final del camino es una oda a la nostalgia por la niñez perdida, por lo que cuanto más lejano esté el lector de ella más atrapado quedará por ella.

La única pega que puedo ponerle es que el protagonista, que tiene siete años, en muchas ocasiones no parecía que los tuviera, aunque ¿quién recuerda las cavilaciones que teníamos a esa edad? Pero por lo demás me atrapó desde el principio, desde que "el niño" llega a la granja y pide ver el océano de Lettie. Gaiman hace gala de una gran creatividad a la hora de escribir, llevándonos siempre por caminos insospechados y haciéndonos devorar el libro. Creo que es una de esas lecturas que hacen que el lector se conozca más a sí mismo.

jueves, 11 de abril de 2013

~Reseña~ El Legado, o qué saga legar a tu peor enemigo.




¿Recordáis aquel bonito libro de tamaño medio que gritaba «¡DRAGONES!»? Era allá por 2003-2004, cuando yo todavía era joven. Entonces la magia estaba al orden del día con Harry Potter y una historia de un adolescente con dragones y aventuras entraba muy bien. Sobre todo si acababas de empezar la ESO.

Y entró.

Eragon fue bestseller en EEUU y en España si no recuerdo mal también, de otro modo no se les habría ocurrido adaptarlo para hacer una película (o tratamiento para quitarte una mala digestión). No era la octava maravilla. Tampoco lo son los libros de Dan Brown y Stephenie Meyer y se venden como agua de mayo. Un jovenzuelo sin padre que se encuentra un huevo de dragón aparecido de la nada, al que al parecer lo persigue medio Imperio, que tiene que cruzar medio mapa mientras aprende a ser un Jinete de Dragón y que tiene que matar a unos monstruos feos y peligrosos en principio puede prometer. Un idioma para hacer magia, elfos, enanos, dragones, alguna que otra raza malévola (úrgalos, ra'zac), espadas legendarias, una guerra pasada, una guerra futura, un malo maloso que lleva en el poder 100 años al que hay que derrocar… Muchos ingredientes que recuerdan a la fantasía de Dragonlance y similares.

Quizá demasiados.


La historia está concebida por un niño de 15 años para niños de 15 años. Y para esa edad Eragon cumple. No creo que cumpla mucho más allá, sobre todo si has leído a Martin, Rothfuss o Bakker. Pero como historia sencilla y para pasar el rato puede estar bien (claro que para eso pillas a Pratchett).

Sin embargo, el problema de El Legado no se encuentra en Eragon. Aunque es posible que tenga parte de culpa. De hecho, si eres un poco perspicaz, encuentras que hay trozos en el libro que no están escritos por la misma persona. No, Paolini no es el único que ha metido mano en las líneas, por mucho que su nombre sea el único que aparece en la portada. Posiblemente su familia haya tenido mucho que ver, ya que fueron los encargados de la primera publicación de la novela. Aquí ya empiezan las dudas sobre la calidad de la saga.

Más dudas se plantean cuando después de Eragon viene Eldest. Y te encuentras casi 1000 páginas en las que sólo pasan cosas interesantes en ¿200? (y a lo mejor ya estoy dándole demasiadas) y donde además la mitad de ellas son previsibles.  Por lo hablar de la bastante mejorable edición que sacaron en España, plagada de erratas y cambios en nombres que te hacen plantearte seriamente si merece la pena gastarse el dinero en estos libros.

Pero cuando ya te das cuenta que te la han metido doblada es cuando así por 2007-2008 al chavalín (y ya no tan chavalín) se le ocurre la brillante idea de partir el supuesto tercer y último libro en dos porque se le ha hecho demasiado grande. Ahí ya te empieza a dar un tic nervioso. Después de la paja que había en Eldest tenemos dos tochos más (porque son tochos, no son minucias) y en un principio no sabes si es que la historia realmente lo necesita o si es por dinero (permitidme que me incline por lo segundo). Por si esto fuera poco, el señor escritor dice que las nuevas ediciones de Eragon y Eldest serán ligeramente distintas porque al escribir Brisingr tuvo que cambiar cosas de los libros anteriores para que los hechos tuvieran sentido. ¿Perdón? ¿Dónde se ha visto eso? (No, perdonad, pero es que después de escribir cuatro libros me he dado cuenta de que queda mejor ponerle la cicatriz a Ron en lugar de a Harry porque así esto queda más dramático).


Brisingr se atraganta sobremanera y Legado te lo metes entre pecho y espalda porque por cojones narices te lo acabas después de haberte gastado 60€ en la saga y después de tanta parafernalia quieres saber qué porras pasa al final.

Y lo que pasa es resulta ser muy predecible y después nos encontramos con un epílogo de cien páginas que acaba haciéndote desear que esos libros ardan por los siglos de los siglos.        
       
Para mí, el gran problema de esta saga es que, además de la paja, los ingredientes se le han quedado grandes al señor Paolini. Se le escapan de las manos. El hecho de tener una magia de ese calibre en la que puedes hacer cualquier cosa siempre y cuando tengas energía suficiente (y si no la tienes, te pillas un poco de criptonita y ni Superman te para) y no quieras resucitar a los muertos es aburrido. Si eres mago, encima Jinete y sabes muchas palabritas, ni heridas para ti, ni para tu primo, ni para su esposa, ni para tu amiga, ni para tu dragón, ni para… ¿a que suena aburrido? Pues Paolini debió darse cuenta (o no) y tiene varias incongruencias en un intento de darle un poco de vidilla al asunto.

También suceden cosas como que Eragon tenga un corte en una página y a la siguiente el corte no exista ni existirá en ninguna más, pero en ningún lado dice que se haya curado con magia. O que haya un grupo de cinco personas y misteriosamente desaparece una durante cinco páginas y luego vuelve a aparecer, porque seguía allí, pero no se acuerdan de nombrarlo. O cómo el autor va dejando caer pistas que no llevan a ninguna parte o no se acaban de explicar nunca.

No puedes pedirle a esta historia que se convierta en Juego de Tronos. Sin embargo creo que no hay nada malo en pedir una revisión, una síntesis y unos mínimos de coherencia en algo en lo que, al fin y al cabo, te estás dejando la pasta y el tiempo. Lamentablemente Paolini es un escritor novel que no ha sabido manejar la información (ni el dinero) que tenía entre sus manos ni ha evolucionado en cuatro volúmenes. Y además no añade nada nuevo al mundo de la fantasía con ellos.


A pesar de todo, El Legado tiene sus cosas buenas. Los personajes de Ángela y el de Solembum son los más interesantes, y ahondar más en ellos es lo mejor que ha podido hacer. La ambientación también me ha gustado, sobre todo la isla de Vroengard o algunos pasajes de Ellésmera. Y luego está Galbatorix, el cual se convierte en uno de los personajes con más chicha en apenas ¿veinte páginas? Tiene mucha miga, lástima que sólo podamos disfrutar de él al final del último libro. Pero son elementos demasiado sueltos y secundarios como para compensar el resto de desaguisado.

El Legado ha tenido puntos para ser una saga resultona, pero ha ido a caer en manos lo suficientemente inexpertas como para acabar siendo un experimento mal estructurado, desorganizado e incoherente. A mí me gustó con 15 años cuando empecé con el primer volumen, pero cuando llevas a tus espaldas unas cuantas lecturas de complejidad similar y mucho mejor llevadas, ésta se hace muy cuesta arriba. Una lástima porque tiene muchos elementos que harían las delicias de cualquier amante de la fantasía épica.


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