El amanecer lo sorprendió tendido
en un charco putrefacto. Tenía el cuerpo entumecido por los golpes que había
recibido la noche anterior. Las llagas que cubrían su cuerpo dolían tanto que
hasta el hambre había quedado atrás. Los adoquines aún estaban mojados cuando se
apoyó sobre las palmas para moverse. Las sintió arder, pero se obligó a
aguantar el dolor y tirar de aquel cuerpo que apenas le respondía. Estaba
exhausto. No recordaba cuál había sido el último día que había conseguido comer
algo, sin contar el jirón de su chaqueta. Trató de ignorar el escozor y se
arrastró por el pavimento encharcado. El aire escapó de sus pulmones en un
gemido que el pañuelo que le cubría medio rostro no consiguió amortiguar.
—¿Quién anda ahí? —oyó a lo
lejos.
El hombre tembló de puro
terror. Quiso llorar, pero las lágrimas también habían abandonado sus ojos. Miró
hacia el origen de la voz. Los primeros rayos de sol se colaron entre los
edificios ruinosos y le mostraron una silueta tan esquelética como la suya que
caminaba hacia él. Tras ella, los altos edificios de la ciudad emitían un
resplandor oscurecido por capas de contaminación y aire podrido. Aquella era un
aura que persistía a cualquier hora del día, incluso tras la lluvia. Un aura
que los que vivían en el interior eran incapaces de ver, cegados por el brillo
de las luces de neón, las pantallas reflectantes y las paredes blancas e
impolutas de sus casas.
La figura llegó a su lado y le
propinó un leve puntapié. Él arrugó las facciones, aunque aquel roce no suponía
nada después de lo que estaba soportando.
—Vaya, si estás vivo y todo.
¡Hola!
La cara de una muchacha
apareció en su campo de visión. Lo miraba con los ojos muy abiertos, como si
estuviera inspeccionándolo.
—¡Anda! Si eres un niño rico…
Eras… Eres… Bueno, qué más da, ¿no? —Le dio otra patada para dejarlo boca
arriba—. No me explico cómo sigues vivo, con la mala pinta que tienes... ¿Te
quedan riñones? —Rio al ver la expresión de horror que le había cruzado el rostro—.
Tranquilo, tranquilo, no me gustan los riñones, aunque no te voy a negar que
quitan el hambre un rato. Vamos a ver…
Se sentó a horcajadas sobre él
y comenzó a levantarle los restos de la camisa y la chaqueta que lo cubrían. La
observó con atención. No parecía peligrosa, pero en aquel lugar infesto nada
era lo que parecía. Un solitario mechón de pelo verde le caía sobre unas gafas
sin cristal. Se lo quedó mirando, absorto, pues solo los androides tenían pelo
y ella no parecía uno.
De repente, se abalanzó sobre
él y le colocó algo bajo el cuello.
—¿Qué miras, eh? He visto que
me estabas mirando el pelo. ¿Te gusta mi pelo? Pues tendrás que arrancármelo.
Pero ya te digo que todos los que lo han intentado han acabado con esta mierda
en la yugular. ¿Lo pillas?
El corazón le latía desbocado, sin
embargo no se movió ni un ápice. Sabía que cualquier movimiento podría resultar
fatal.
—Ss… sí —consiguió balbucir.
—Así me gusta —sonrió,
satisfecha y con tono alegre—. No tienes una mierda, niño rico. Estás jodido.
Pero creo que ya lo sabes. ¿Em? ¿Qué estás diciendo?
Le tiró del pañuelo y el aire
entró sin filtro en su boca. Sintió la quemazón en la garganta con tanta
intensidad que pareció que todo lo demás no existía. Las palabras salieron
arrastrándose de sus labios casi sin fuerza.
—Ayúdame, por favor.
Tampoco le extrañó escuchar de
nuevo aquella risa descascarillada. Él también se habría reído de estar en otra
situación. Hacía mucho que no había ayudado a nadie desinteresadamente. Ahora no
tenía nada que ofrecerle a aquella muchacha más allá de trabajo y cuidados.
Algo que él nunca habría regalado cuando tenía recursos.
—¿Yo? ¿A ti? ¿A vivir o a
morir? Ni de coña. Tú ya estás muerto. Y no trabajo con muertos. Los riñones
solos están más ricos. Pero me llevo esto. ¡Suerte!
La chica se levantó de un salto
y se anudó la corbata que había estado usando de cinturón alrededor de la
cabeza. Se fue por donde había llegado, dejándolo tirado bajo los rayos
descoloridos del sol. Quiso llamarla, pero solo alcanzó a emitir un tímido
gorjeo. Estaba acabado, y lo sabía. En ese momento se arrepintió de no haberle
intentado tocar aquel mechón que debía de haberse pegado. Habría acabado con él
de una manera limpia y mucho menos dolorosa que lo que se le venía encima.
Cerró los ojos y se resignó a
esperar. La muerte no tardaría en venir, estaba seguro. Pero la chica volvió
antes.
—Está bien, niño rico, me has
caído bien. Pero solo porque no te gusta mi pelo.
Le cogió un brazo, se lo estiró
y le agarró con fuerza de la muñeca.
—Tienes buen gusto. A ti te
quedaría fatal en esa calva tuya.
El pinchazo no dolió, no más
que todas las heridas que almacenaba en su cuerpo y su memoria. Y estas pronto empezaron
a perderse en una neblina clara y densa.
—Gracias —susurró, aunque no
llegó a oír sus palabras. El dolor desapareció, al igual que el hambre y las
preocupaciones. Todo volvía a estar bien y en orden. Las paredes de su
habitación seguían blancas y la ventana mostraba la idílica imagen de una época
pasada, cuando la arena de la playa era blanca y las palmeras daban fruto.
El mundo había vuelto a la
normalidad.
***
Horas más tarde, una patrulla lo
encontró desnudo y sin vida. El que estaba al mando lo escaneó en pocos
segundos.
—Once horas y treinta y cuatro
minutos. Varón. Sin órganos —dijo con voz monótona.
Las dos figuras que lo
acompañaban se adelantaron, lo agarraron con sus brazos mecánicos y dejaron el
cuerpo sobre la pila que se acumulaba en un carro. Era el sexto de la mañana.
Well done, Sierpe. Para que luego digas que yo soy una sádica... Vaya con la peliverde, qué chica tan compasiva XD
ResponderEliminarAunque (y aquí empieza la crítica) el primer párrafo me rechina un poco en comparación con el tono del resto del relato, suena demasiado recargado/lírico. La verdad es que no sabría decirte por qué, pero desentona en el conjunto. No me hagas mucho caso hasta que no tengas una segunda opinión, puede que sean solo cosas mías ^^'
¡Nos leemos!
¿Solo el primero? El segundo (sin contar la línea de diálogo) también es un poco así XD Lo dejaré estar unos días para darle otra lectura, ya sabes cómo va esto. Sean cosas tuyas o no, cualquier apreciación es bienvenida, ¡así que muchas gracias! Un beso ^^
EliminarInteresante. Seco, y ambienta un mundo muy rápido, aunque referencie una sociedad más o menos ya tópica. A mi los dos primeros párrafos no me desentonan tanto.
ResponderEliminarLo que no me acaba de cuadrar, es que si está tan hecho polvo, ¿Cómo sabe que había estado mejor para llamarle niño rico?
En cualquier caso, me ha gustado.
Muchísimas gracias ^^ Me alegro mucho de que te haya gustado :D
EliminarLo de llamarle niño rico puede que sea demasiado sutil, no lo voy a negar. En principio por el tipo de ropa que lleva, el tejido y tal, aunque no quede mucho de ella, debería ser suficiente para saber que no lleva allí mucho tiempo. Pero es cierto que con la información que se da tampoco queda claro y puede resultar confuso. Lo tendré en cuenta para la siguiente versión ^^ ¡Muchas gracias por leerlo!
Hola :) ¿Grimdark? Me ha gustado señorita Sierpe, su cita de los domingo siempre es una amena lectura en mis mañanas de lunes. Un besin^^
ResponderEliminarEs un placer amenizar sus mañanas de lunes :D Aunque visto así voy a tener que plantearme escribir algo más largo por entregas (maldición, con las cosas que tengo que hacer XD). Un abrazo y muchas gracias ^^
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