SINOPSIS
Cinco señales anunciaron la destrucción del mundo, cinco calamidades
que cubrieron la faz de Ridia de enfermedad, de oscuridad, de
muerte. Y entonces llegó la última señal, la última advertencia, el
último castigo: el Heraldo, a quien se conoce como el
Destructor, pues fue él quien provocó el Ocaso y hundió Ahdiel en el
Abismo.
Los dioses nos han juzgado, y hemos sido condenados.
Devastado por el odio y la pena, Angarad de Teilhil se ve obligado a reprimir
sus ansias de venganza y someterse a una alianza forzada con el Imperio de
Monmor, mientras ve cómo el país que heredó de su primo se desmenuza entre sus
dedos. Tres de los reinos del continente están ya bajo la sombra del joven
emperador, y otro se ahoga en la sangre del fanatismo berenita. El niño-dios
monmorense cree haberse asegurado la sumisión de Novana al barrer del tablero
de Ridia a los señores de Laurvat; con lo que no cuenta es con los nuevos
jugadores que se incorporan a la partida desde las arenas del Imperio, desde
los fiordos congelados e incluso desde la Otra Orilla. Sin saber que solo son
peones en un juego, los habitantes de Ridia lucharán, y morirán, conforme se
acerca el final de la partida: el Segundo Ocaso.
Títeres del Azar es la cuarta entrega de la saga de
El Segundo Ocaso y
podría decirse que un libro de transición. No hay un hecho concreto que
envuelva a toda la historia, sino que se van dando pasos encaminados hacia la
culminación de la saga (y aún quedan dos libros).
El ritmo es ágil y se mantiene durante toda la
novela. No hay grandes batallas, quizá los momentos donde más frenética se
vuelve la acción, pero la autora sabe llevarnos poco a poco a través de las
páginas sin que en ningún momento nos aburramos. Los giros argumentales y la
creciente tensión cuando dos personajes están a punto de encontrarse nos hacen
ir avanzando ansiosos para descubrir qué pasará a continuación.
Y para eso el lector tiene que estar inmerso en la
historia. Es una pieza más con la que la autora juega dándole información poco
a poco, recomponiendo el puzzle sin prisa, dejando pistas a veces para que él
mismo sea capaz de descubrir los secretos y las motivaciones que se esconden
tras los personajes. El lector recoge semillas que se sembraron en entregas
anteriores y contempla cómo unas nuevas se esparcen para dar fruto en un
futuro. De esa manera hay un nexo más entre los libros más allá de las tramas y
sus protagonistas: el pasado y el futuro que aún no conocemos.
He de decir que he echado de menos a algunos
personajes: a Issi (que aparece muy poquito) y Keyen o el punto de vista del
emperador de Monmor. Pero por otra parte me han encantado nuevos personajes
como Rya o Kilian. También me ha gustado conocer más de cerca a Valhiya o
Nureen (aunque dudo sinceramente de las capacidades de esta chica para
conseguir lo que pretende). Con Kal he sufrido desde el primer instante. Y Angarad,
por si no me tenía enamorada ya de por sí, me ha enamorado todavía más.
Aunque no tiene tanta acción como El Sueño de los Muertos o Entre las dos Orillas, se sufre, hay
mucha tensión y los capítulos cortos tan característicos de la saga ayudan a
que todo vaya avanzando sin apenas cerciorarnos. Cuando vamos a darnos cuenta,
ya estamos atrapados por los acontecimientos que se narran y los que aún están
por llegar. Pues por fin conocemos más cosas sobre el Ocaso, las advertencias
que lo vaticinan y la profecía del Heraldo.
A pesar de su longitud y que quizá algunas tramas
sean menos interesantes (o a mí me lo han parecido, al menos), no es un libro
que se haga largo y el final deja con ganas de mucho más. Aunque aún faltan
muchas cosas por descubrir se nota que la autora intenta (y de momento, lo
consigue muy bien) que todo esté bien hilado. Se palpa la conexión autor-lector en la
manera que tiene de dejarnos con la miel en los labios a veces, en soltar la
información a cuentagotas y en seguir dejando preguntas que contestará más
adelante (espero). Creo que ese vínculo es uno de los aspectos más difíciles y
más importantes de conseguir, sobre todo cuando hablamos de una saga de cierta
longitud como es ésta. El lector se siente implicado de una manera más estrecha
en la narración, siente que el autor entiende que quiere cierta información
pero juega con él a la hora de dársela, y a mí por lo menos me resulta muy
divertido y es una de las cosas que me engancha y me hace seguir leyendo. Eso
sin olvidar la buena sensación que deja ver cómo todo va encajando de forma
natural gracias a una buena planificación y un gran cuidado de los detalles,
que va más allá de la historia en sí y lo comprobamos en la propia edición y
maquetación del libro (recuerdo que es autopublicado).
PD: Si queréis saber más sobre el Segundo Ocaso podéis seguir investigando en el blog o en la web oficial de la saga.
Hola :) Como ya te dije en otras ocasiones, me atrae bastante la historia y el estilo que parece tener, por lo que ya lo tengo apuntado y probablemente me haré pronto con el primer volumen. Un besin^^
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