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lunes, 23 de noviembre de 2020

~Reseña~ Newropía, o una sátira contemporánea



Tú, que eres fans de Juego de Tronos. Tú, que adoras The Expanse. Tú, que piensas que con Franco se vivía mejor. Tú, que crees que regresar a las cavernas es la única manera de preservar el planeta y el «orden natural de las cosas». Tú, que estás harta de ser menospreciada por la sociedad y buscas un lugar donde ser libre. Esos sitios existen. Están en Newropía, una suerte de microestados en una especie de Europa gamificada donde hay una utopía hecha a tu medida. Y, si no, te la fabricas.

Ese es el punto de partida de la nueva novela de Sofía Rhei, una entretenida aventura de ciencia ficción con espías y crítica social que no es para nada lo que esperas con esta premisa. Así pues, si prefieres sorprenderte tanto como yo con este libro, mi consejo es que empieces a leerlo ya y vuelvas luego a compartir tus impresiones.

Todo empieza en el hogar de Elliot, un muchacho de dieciséis años que se ve arrastrado hacia un futuro con el que solo podía soñar pero que resulta ser más real que el barrio donde vive. Su misión: descubrir quién es el chico que planea construir un nuevo parque de atracciones en Newropía y adquirir los diseños. De ello depende que el partido capitalista que se alterna en el poder de la nueva Europa, el partido Simpático, no adquiera aún más poder, desestabilizando el precario equilibrio que sostiene el continente.


La Floresta. Fotografía de Sebastian Unrau en Unsplash

Para llevar a cabo esta misión, el partido Parasimpático contará no solo con Elliot, sino también con Verbena, una bruja que vive en la Floresta. La naturaleza la provee de todo lo que necesita y su magia consiste en controlar su cuerpo, su mente y la de los demás mediante la sugestión. Su mundo y el de Elliot son bastante contrarios, pero tendrán que trabajar juntos para evitar un mal mayor.

Y hasta aquí puedo leer. Aunque la novela tarda en llegar a este punto, es la información esencial para que nos interesemos de verdad por la historia y queramos seguir descubriendo este mundo. No es que el inicio sea aburrido, pero sí confuso: no sabemos muy bien a dónde está queriendo llegar, todavía no sabemos cómo funciona Newropía ni qué agentes hay implicados y peca un poco de exceso de referencias a los años 80. La mayoría son reconocibles, pero yo, que nací una década después, me sentí un poco fuera de lugar. Sin embargo, es un efecto pasajero. Cuando Elliot y Verbena suben a una especie de hotel rodante y entramos de lleno en la misión, la cosa se pone interesante.

Una vez allí, Rhei nos presenta un elenco bien variado de personajes: un grupo de muchachos que fingen ser la misma persona (entre los que nuestros protagonistas tendrán que identificar al verdadero diseñador de parques de atracciones) y un grupo de chicas de compañía con intereses muy diversos, entre los que se encuentra sobrevivir en un mundo hipercapitalizado que sigue esgrimiendo el heteropatriarcado como su mejor arma.

«La gran herramienta de la creación de deseos ha sido la división por géneros y el amor romántico asociado a ellos. Dividir a las personas en dos grupos homogéneos artificiales simplifica muchísimo la tarea de los implantadores de deseos. Cuanto más claras estén las características de estos géneros, cuanto más definido sea el bloque en el que están configuradas, más fácil es pulsar las teclas del miedo a dejar de pertenecer al grupo».

Y he aquí el sentido principial de Newropía, el eje que vertebra la obra: una crítica sagaz, ácida y salvaje al capitalismo, a la ficción publicitaria, a la manipulación de las masas, a la prostitución. Como decía Joe Abercrombie en Un poco de odio, «elegir entre ser puta y pasar hambre no era una elección en absoluto». Rhei muestra con claridad esta situación en varias mujeres muy diferentes y con motivaciones muy diversas. Con pocas conversaciones dibuja un elenco variado que muestra a mujeres sometidas por el sistema, pero en ningún caso sumisas. No solo las brujas son las heroínas.

De hecho, la autora se gira también hacia el mundo de Verbena, un estandarte ecofeminista que impregna toda la novela pero que también tiene sus puntos negativos. ¿Cuántas cosas le han ocultado a Verbena para que su comunidad funcione? El viaje también la cambiará y señalará algo importantísimo en el activismo: tenemos que replantearnos también lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos.

Todos estos temas y reflexiones aparecerán de forma continua en Newropía mientras se desarrolla la acción. Eso es algo que Rhei hace muy bien: integrar los temas que le interesan en los diálogos, con personajes contrapuestos, mientras la intriga y el juego de espías nos atrapan. El ritmo es ágil, hasta el punto de que he echado en falta en ocasiones algo más de introspección en los personajes. Quizá es por el tono del narrador, pero, aunque algunos me han resultado muy carismáticos y memorables, en general había como un distanciamiento que me dejaba un poco fría.


Decoración funcional en la habitación de Elliot. Fotografía de Wesley Tingey en Unsplash

Otro aspecto esencial de Newropía es la personalidad que tiene. Si habéis leído con anterioridad a Sofía Rhei lo sabréis, y si no, os lo cuento: esta novela solo la podría haber escrito ella. Porque esta loca utopía distópica está plagada de humor, como sucedía en Róndola, y de especulación lingüística, como en varios de sus relatos. Las brujas de la Floresta hablan una variedad del lenguaje que ha prescindido de todas las palabras con género gramatical masculino, algo que no ha debido de ser nada fácil de plasmar en la novela. Al contrario de lo que pueda parecer, le da un aire extraño, como antiguo, pero en ningún momento malsonante. No se limita a cambiar las oes por aes, sino que busca sinonimias o incluso reformulaciones, y es muy interesante ver el efecto que tiene.

Cuando lees Newropía tienes la sensación de que la autora ha hecho sencillo algo tremendamente difícil: incluir estos temas, clásicos pero actualizados, utilizando el humor en una obra de poco más de trescientas páginas sin que decaiga la acción. A mí me resulta toda una proeza. También deja patente algo por lo que todavía tenemos que luchar: que una novela donde prima el entretenimiento puede ser también profunda y que te haga plantearte cuestiones sin que apenas te des cuenta. Y esa es una magia que no muchos pueden conseguir.

Si queréis saber más, podéis ver la presentación de lanovela en la Hispacon2020, donde la propia Sofía comenta cómo se gestó esta novela, o esta otra reseña de Consuelo Abellán. 


Título: Newropía
Autora: Sofía Rhei
Editorial: Minotauro
Encuadernación: Rústica con solapas
Año de publicación: 2020
Nº páginas: 350
Precio: 18,95€ / 8,99€ (ebook)






Laura S. Maquilón
Diseñadora, correctora y escritora. Navego en La Nave Invisible. Autora de El pasado es un cazador paciente e Izahi, a tus hijas.

lunes, 3 de agosto de 2020

~Reseña~ La última luz de Tralia, o la madurez de las relaciones complejas

 
«Y entonces, el silencio.
No un silencio normal, lleno de pequeños susurros inertes. Era un silencio absoluto, que solo podía escucharse en el espacio: la inmensidad del infinito entrando por sus oídos, llenando su cabeza de vacío, de una nada insonora».

Así empieza la primera publicación de Isa J. González, La última luz de Tralia, una novela corta de space opera con una fuerte carga emocional. En ella se narra la lucha por la supervivencia de un joven cuya nave ha sufrido un choque con una nube de asteroides y ha visto cómo el resto de sus compañeros fallecían a causa del accidente.

Este joven, Kenichi, procede de un planeta que está muriendo. Su nave solo es una de las más de mil que salieron de Tralia para buscar un nuevo hogar, un planeta habitable donde poder instalarse y que su pueblo siga viviendo. Sin embargo, las posibilidades son cada vez más escasas. Cuando se encuentra solo en medio del espacio, envía una señal de socorro, sabiendo que lo más probable es que acabe muriendo y compartiendo tumba con sus amigos.


Bosque en Tralia

Sin embargo, alguien acude a su llamada. Otra nodriza que también tiene serios problemas, pero que está tripulada por unos tralianos bastante diferentes: los zestianos son, por decirlo de alguna forma, humanoides adaptados al hábitat marino. Tienen agallas, la piel azulada y el pelo blanco. Su cultura también es diferente. Y, por si eso fuera poco, son dos razas que estuvieron enfrentadas hace tiempo y la desconfianza aún permanece.

La novela va planteando y resolviendo conforme se desarrolla varias cuestiones. ¿Qué problema tiene la nodriza de los zestianos? ¿Por qué acudieron en auxilio de Ken? ¿Encontrarán un planeta donde instalarse? González sabe dosificar la información para mantener en vilo al lector mientras se centra en la relación entre Ken y Rune, uno de los zestianos. El ritmo de la obra se mantiene constante y la autora controla muy bien los silencios y el cambio entre las escenas. El final, sin embargo, me ha parecido precipitado en comparación con el desarrollo del resto, que se había caracterizado por una narración pausada y más sosegada, con pasajes muy bien conseguidos. Es otra de las cosas que me ha encantado de la novela, el equilibrio entre la acción y la descripción/introspección, que siempre aportaba algo nuevo.
«Quería volver a ser aquel Ken que no conocía ese dolor. Que no conocía la pérdida como algo definitivo y descorazonador. La muerte en Guin era dulce, normalmente indolora. Y siempre quedaba el consuelo de que no era definitiva, estéril, de que la energía se mantenía en los árboles que crecían en los bosques de vida. Ken no tenía aquel consuelo para sus compañeros, que habían fallecido en un sitio yermo, donde nunca podría crecer nada más que la escarcha. No había podido enterrar a Trish, ni a Began ni a Mirana. Sus cadáveres nunca alimentarían la tierra de ningún planeta. Sus almas nunca descansarían entre las raíces de la naturaleza. Esa idea le dolía casi más que la muerte en sí.»
Los acontecimientos parecen supeditados a la relación entre Ken y Rune, que cobra gran relevancia una vez se encuentran y que va sufriendo altibajos a lo largo de la novela. Una relación imperfecta, con diferencias entre sus protagonistas que demuestran que nada puede ser insalvable, pero que se necesita paciencia y voluntad. También se ahonda en la importancia del consentimiento, un tema que la autora trata con cuidado y que contribuye a la evolución de los personajes.

Para ser sincera, me habría gustado que hubiera más slowburn entre Ken y Rune. No creo que la obra necesite alargarse, pero el foco en las primeras escenas ya dejaba claro cómo se iba a desarrollar todo. No era un instalove, pero se le acercaba lo suficiente.


Esa cierta prisa en la revelación de un pilar de la historia también acontece en el tramo final. Las pistas están muy bien colocadas y el descubrimiento no sorprenderá a les lectores que hayan prestado atención, pero ahí sí que me hubiera gustado más desarrollo. Sobre todo, porque La última luz de Tralia es una obra muy introspectiva y es algo que no debería perderse. No es fácil hacerlo, y menos cuando se trata de una ópera prima, pero no está de más señalarlo, porque González ha demostrado tener habilidades de sobra para solventarlo.

De hecho, más allá de la narración y la construcción del nexo entre los protagonistas, La última luz de Tralia destaca por muchos otros temas. Como habréis podido deducir, hay espacio para hablar de racismo y ecología, aunque no se ahonde demasiado (es una novela corta, no lo olvidemos), pero también de libertad sexual, de autoconocimiento, de asexualidad, de perdón, de tradición. A través de los personajes secundarios, Tyra, Daven, Sigrid y Eyra, se exponen una serie de circunstancias que influyen en su manera de relacionarse. La autora les da su espacio, los dibuja con mimo en pocas palabras y los hacen partícipes de una historia que les sobrepasa. Se equivocan, tienen miedo, son valientes, se arrepienten. González hace que la Nodriza 2 sea algo vivo y muy real. A eso también contribuyen las pinceladas de ciencia, suficientes para que la obra tenga unos cimientos fuertes pero que no perderán a les lectores que no tengan conocimientos sobre virus y composición sanguínea.

Otro de los aspectos positivos, y esto es algo que suelen dar más las novelas cortas, es que el universo que ha construido la autora se dibuja con pinceladas aquí y allí, pero no hay un tapiz completo. Eso podría permitir a González bucear en esos huecos en un futuro, pero no es algo que la historia necesite para cerrarse. Es cierto que La última luz de Tralia se lee en unas pocas horas y que simpatizamos lo suficiente con los personajes como para querer saber qué ocurre a continuación, pero no es algo que le haga falta a la novela. La historia ya se ha contado. Lo que queremos (lo que yo quiero, al menos), es que González siga narrando aventuras galácticas (o no tan galácticas) con esta sensibilidad y buen hacer. El resto es cuestión de tiempo.




Título: La última luz de Tralia
Autores: Isa J. González
Editorial: Crononauta
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Año de publicación: 2020
Nº páginas: 164
Precio: 15€ / 5€ (ebook)





Laura S. Maquilón
Diseñadora, correctora y escritora. Navego en La Nave Invisible. Autora de El pasado es un cazador paciente e Izahi, a tus hijas.

lunes, 30 de marzo de 2020

~Reseña~ Així es perd la guerra del temps, o la imaginación de un romance atemporal




Esta va a ser una reseña inusual. En primer lugar, porque hace meses que no reseño nada por aquí, pero eso empieza a entrar dentro de la normalidad (si queréis estar más al tanto de lo que voy leyendo, lo mejor es seguirme en Instagram). En segundo lugar, porque voy a reseñar un libro que no ha sido editado en castellano, y para eso sí es mi primerito día. This is how you lose the time war, escrito a cuatro manos por Amal El-Mohtar y Max Gladstone, ha sido editado en catalán por Mai Més, que llevan un año realizando una labor alucinante con los libros que publican. La novela, traducida por Lluís Delgado y Rosa Borràs como Així es perd la guerra del temps, tiene todos los puntos para arrasar con todos los premios internacionales este año. Y no es para menos.

Asistimos a una guerra infinita entre dos facciones a lo largo y ancho del tiempo. Numerosos hilos donde la historia se repite con diferentes variaciones que la Agencia y Jardín modifican para que el futuro sea como desean. Roma, Samarcanda, la América precolombina, Londres y batallas interplanetarias, todo está permitido. En algunos hilos Romeo y Julieta es una tragedia; en otros, una comedia. Seguro que en unos pocos ni siquiera existe. Así es el universo que imaginan les autores, lleno de referencias históricas y literarias, lugares donde la muerte de una sola persona puede cambiar radicalmente el curso de los acontecimientos.

En este contexto, Roja (por la Agencia) y Azul (por Jardín), son enemigas mortales. Dos espías, dos soldados, dos formas de cambiar la Historia. Una, más directa, más rápida, más violenta; la otra, más lenta, más sutil, más profunda. La primera, más máquina; la segunda, más orgánica. Ambas, engranajes de una guerra sin sentido.

Amal El-Mohtar y Max Gladstone (Uncanny)
La novela comienza cuando, tras una batalla ganada por Roja, esta se encuentra una carta de su enemiga. Una trampa, un pequeño capricho. «Quemar antes de leer», dice. Y Roja la quema. Y la lee. Y comienza un intercambio de cartas arriba y debajo de los hilos del tiempo. La visita de distintos emplazamientos y momentos históricos es una excusa para que Roja y Azul encuentren y lean sus cartas, escritas de las formas más imaginativas. Son, además, un ejemplo perfecto de «mostrar, no contar». Las personalidades de ambos personajes se dibujan a través de sus propias palabras, de la forma en que se dirigen a la otra, de sus experiencias pasadas, de su visión del mundo. Inocente, intensa, impaciente, atrevida. Les autores consiguen darles una voz propia y reconocible y que, por diferentes que sean, consigamos empatizar con ellas.

Todo en esta obra es un despliegue del sentido de la maravilla. Aunque lo más interesante se encuentra en el contenido de las cartas, la contextualización se disfruta por la lírica del estilo, por los detalles y las pequeñas revelaciones. En este sentido, para mí no ha sido una lectura fácil (el catalán no es mi lengua materna y mis conocimientos son muy del día a día); aunque podía seguir el hilo general de lo que sucedía, los pormenores se me escapaban en muchas ocasiones y hacia la mitad me costaba concentrarme en la lectura (estar en un apocalipsis pandémico tampoco ayuda, todo hay que decirlo). Además, en ese punto la narración se hace un tanto repetitiva y durante varios intercambios apenas avanza la situación. Supongo que si lees habitualmente en catalán (y por tanto, más rápido) no tendrás este problema, pero yo aviso por si algún no cataloparlante quiere aventurarse. Para mí, a pesar de este bache, ha merecido la pena.

Y es que Així es perd la guerra del temps es una lectura rica en muchísimos sentidos. No solo por las referencias o por el despliegue de imaginación, sino por cómo Gladstone y El-Mohtar nos cuentan una historia que ya hemos leído mil veces haciéndola pasar por original. Al fin y al cabo, no hay que llevarse a engaño: es una novela romántica, un enemies to lovers de manual, aunque sea por correspondencia. Pero lo importante aquí no es el qué, sino el cómo. Es una lectura para paladear, para disfrutar al aire libre bajo el canto de los pájaros con una taza de té. Para releer y saborear las metáforas que se esconden tras cada ingeniosa manera de escribir una carta. Comerse las palabras, quemarlas, grabarlas en hueso, incorporarlas bajo la piel. Hay capas de significado tras la propia narración que me han hecho disfrutar muchísimo.

Lámina de Marina Vidal
Con este intercambio epistolar, Roja y Azul se arriesgan a ser descubiertas por sus respectivas facciones, a ser acusadas de traición. Y, para más inri, hay una sombra que las persigue y va recogiendo los restos de las cartas. Este es el hilo que permite que, cuando parece que el formato no dé para más, les autores den un giro a los acontecimientos sin que nos perdamos en la locura de hilos temporales que han formado.

La mención a Romeo y Julieta, que aparece en la propia obra, no es casual. Així es perd la guerra del temps bebe de ella igual que de muchas otras obras. Seguramente, alguien con más conocimientos de Historia o Literatura sabrá sacarle más jugo. Pero eso no evita que cualquier lectore pueda disfrutar con esta historia. ¿Fantasía? ¿Ciencia ficción? ¿Romántica? La complejidad de una novela tan corta es brillante y hace imposible clasificarla en una sola categoría. Pero me hace tremendamente sencilla la labor de recomendarla: leedla, en el idioma que podáis. Gracias, Mai Més, por traerla y mimarla tanto.



Título: Així es perd la guerra del temps
Autores: Amal El-Mohtar y Max Gladstone
Traductores: Lluís Delgado y Rosa Borràs
Editorial: Mai Més
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Año de publicación: 2020
Nº páginas: 184
Precio: 18,95€ / 9,49€ (ebook)



Otras reseñas:




Laura S. Maquilón
Diseñadora, correctora y escritora. Redacto en Revista Windumanoth y Libros Prohibidos. Autora de El pasado es un cazador paciente e Izahi, a tus hijas.

lunes, 17 de junio de 2019

~Ficción corta~ Capítulo #6


Esta semana se la dedico a dos novelas cortas de ciencia ficción, muuuuy diferentes entre sí pero ambas muy recomendables. ¿La has leído? ¡Cuéntame qué te parece!



La textura de las palabras, de Felicidad Martínez

Como bien cuenta la propia autora en este cómo se hizo, esta novela corta formó parte de la antología Akasa-Puspa, de Aguilera y Redal (Sportula, 2012), un volumen que exploraba el universo que habían creado estos autores a través de numerosas obras de space opera. Martínez narra el crecimiento y desarrollo de Charni, una niña que pertenece a la sociedad ksatrya. Esta sociedad se caracteriza por estar dividida según el género: los hombres son aguerridos mercenarios y las mujeres trabajan y dan a luz encerradas en el interior de su planeta. Para más inri, cuando solo tienen unos pocos meses, las ciegan. De esta forma, se ven obligadas a recibir toda la información y comunicarla por otros sentidos, principalmente el tacto.

Para quienes hayan leído La mirada extraña, encontrarán similitudes con "Fuego cruzado" por la forma en que desarrolla el lenguaje, plenamente condicionado por el entorno en el que viven. Sin duda este es uno de los puntos fuertes ya no solo del relato, sino de la autora. Sin embargo, la obra es más que el mundo que construye, aunque la trama vaya ligada de forma intrínseca a él.

Las ksatryas se estructuran según una jerarquía y, como en cualquier otra sociedad, esto genera choques entre las integrantes de la misma. Se describe una lucha de poder que la protagonista va descubriendo conforme se hace mayor y que tiene raíces en hechos acontecidos con anterioridad a su existencia. De esa manera, Charni sufre acoso escolar por ser la hija de la líder, y a partir de ahí va descubriendo un pasado familiar que tiene ecos en su presente. Ese pasado familiar es la clave de la historia: el de las ksatryas es un sistema que obliga a las mujeres a permanecer ciegas, no solo de forma literal, para sobrevivir. Algo que, por supuesto, tiene reminiscencias en la sociedad patriarcal en la que vivimos.

De esta manera, La textura de las palabras tiene dos lecturas. Una literal, en la que encontramos un ritmo pausado mientras se desarrolla el universo que construye Martínez y que, justo cuando comienza a haber más acción, queda en suspenso (aunque es un final real si consideramos que la verdadera protagonista no es Charni); y otra más alegórica, en la que queda reflejada la cultura en la que hemos crecido. Las mujeres quedan relegadas a un segundo plano en el que su papel principal es engendrar descendientes; están al servicio de los hombres pero han aprendido a autoengañarse para poder sobrevivir, para lo cual también necesitan manipular la información que transmiten; son frecuentes los enfrentamientos entre mujeres porque, en realidad, son los únicos iguales contra los que pueden hacerlo; ahogan las disidencias porque convivir con la verdad es demasiado duro. Esta lectura ofrece un final mucho más satisfactorio que la primera, en tanto que se entiende como un ciclo que se repite una y otra vez y que perpetúa el sistema. No es un final feliz, pero sí un atisbo de lo bien que maneja la autora el lenguaje y la antropología; de cómo integra los elementos que definen el mundo en la trama, dándole muchísima más consistencia; y, sobre todo, de cómo es capaz de hacer crítica de nuestra sociedad sin señalar con el dedo y dejando al lector completar la historia para que adquiera un significado completo.

Si no has leído nada de Felicidad Martínez, comenzar por Despertares o por La textura de las palabras es una buena idea.


Título: La textura de las palabras
Autora: Felicidad Martínez
Editorial: Cazador de ratas
Encuadernación: Rústica Modigliani
Año de publicación: 2018
Nº páginas: 112
Precio: 7,50€



Los diarios de Matabot I: Sistemas críticos, de Martha Wells

Este no es el libro que yo esperaba leer. Sí, hay un robot asesino que se ha hackeado su módulo de control y prefiere ver telenovelas del canal de entretenimiento, pero no esperaba que la historia discurriera por los derroteros por los que va. En realidad no sé muy bien que imaginaba que encontraría, pero no era un cíborg asocial y retraído con problemas de identidad. Tampoco un equilibrio tan bien llevado entre lo cómico y lo dramático, la reflexión y la aventura, que agiliza aún más una lectura ya de por sí breve.

Además de la personalidad arrolladora de nuestro narrador y protagonista agénero, la historia se centra en la relación de este con la tripulación de un equipo científico que acude a un planeta lejano para una investigación. Matabot es su SegUnidad, la IA encargada de la seguridad del grupo gracias al pack de la aseguradora, una parte imprescindible de cualquier viaje interespacial. Todo lo que tiene que ver con la aseguradora traza una crítica mordaz a algo que ya estamos viviendo hoy en día: la obligación de pago por un servicio pésimo que, al ser también obligatorio, no tienes opción de eludir. Capitalismo en estado puro, vamos, señalado con una buena dosis de humor.

La tripulación se nos presenta de golpe, con una descripción breve de sus miembros y relaciones. Algunos tripulantes (los que más intervienen) se dibujan muy bien a lo largo de la novela gracias a los diálogos, mientras que otros quedan más desdibujados. También depende del interés que Matabot haya puesto en ellos (que no es mucho). La novela, como he dicho, no se centra en ellos, sino en su papel para solucionar el problema en el que se han visto envueltos y en su relación con la SegUnidad.

Es esta relación la que me parece primordial pues, aunque no parece incidir mucho en ella, revela una cantidad de detalles apabullante sobre el mundo en el que se desenvuelve esta saga y uno de los temas principales que trata: qué se considera humano. Esto revela que las grandes corporaciones no son las únicas que conforman el universo conocido, sino que hay otras formas de gobierno ahí fuera.

Lo único que no me ha gustado de la novela es un fundido en negro que hay hacia el clímax, como esa visión de Alice al final de Crepúsculo que resultaba ser eso, una visión. A pesar de ello, en general la valoración es buena. Es cierto, no era lo que esperaba, pero tampoco me ha decepcionado. Entretenida, con una buena dosis de humor ácido y no exenta de reflexiones y temas muy interesantes en la ciencia ficción. Espero seguir leyendo más de esta saga con esta traducción tan bien llevada por Carla Bataller.


Título: Sistemas críticos (Los diarios de Matabot I)
Autora: Martha Wells
Traductora: Carla Bataller Estruch
Editorial: Alethé (La esfera de los libros)
Encuadernación: Cartoné
Año de publicación: 2019
Nº páginas: 150
Precio: 15,90€ / 6,99€ (ebook)




Laura S. Maquilón
Diseñadora, correctora y escritora. Redacto en Revista Windumanoth y Libros Prohibidos. Autora de El pasado es un cazador paciente e Izahi, a tus hijas.

lunes, 10 de junio de 2019

~Reseña~ El cielo de piedra, o un mundo construido bajo la sangre





Esta reseña se adscribe a la iniciativa #LeeOrgullo.

Cuando te enfrentas al último volumen de una saga, pueden ocurrir dos cosas: que lo devores con ansia, deseando saber cómo se resuelve una historia que te ha acompañado durante un buen trecho, o que lo consumas a pequeños bocados, temiendo que se acabe. Incluso puede ser que te ocurran ambas cosas a un tiempo, en esa contradicción tan humana de querer algo y no quererlo a la vez. En esta última tesitura me encontraba yo cuando empecé a leer El cielo de piedra, la multipremiada novela de N. K. Jemisin que cierra la Trilogía de la Tierra Fragmentada, que ya reseñé con anterioridad en La quinta estación y El portal de los obeliscos. Aunque no temía que la historia de Essun se acabara, sino todos los mazazos que podía darme la autora con ella. Porque esta trilogía es un golpe detrás de otro, y esta última novela no ha sido menos.

(Ni qué decir tiene que en esta reseña encontrarás algunos spoilers de los libros anteriores, aunque no desvelo mucho sobre la trama).

La Estación que comenzó cuando se abrió la Hendidura en medio del continente se prolonga ya un par de años. La ceniza cubre el cielo y el suelo, cuesta encontrar suministros, las plantas se marchitan y los animales que sobreviven son todavía más peligrosos. En este contexto, la comu de Castrima tiene que enfrentarse a los últimos hechos acontecidos en El portal de los obeliscos si quiere seguir adelante. Y eso implica enfrentarse a la misma Estación.

Mientras tanto, Essun tendrá que elegir si continúa con sus nuevos compañeros o va a buscar a su hija Nassun, donde quiera que esta se encuentre. Nassun, por su parte, ha llegado a un punto de rotura inimaginable para una niña de diez años y se ha visto abocada a tomar decisiones difíciles que volverían loco a cualquier adulto.

Así empieza El cielo de piedra, pero no creo que los hechos que suceden sean lo más relevante de esta novela. Las alegorías en esta parte son aún más contundentes y fuertes que en las anteriores (supongo que por eso algunos comentarios la catalogan de prescindible). Esto no es un libro de aventuras, es una historia que apela a nuestra empatía, al ser humano en su más pura esencia, que habla de lo mejor y lo peor que somos capaces de hacer. Habla del miedo y la esperanza, del amor, de la soledad, de la incomprensión, del aislamiento, de la maternidad. Y sí, ante todo y sobre todo, habla de racismo, de discriminación, de utilización, de esclavitud, de servilismo, de contradicciones, del respeto a la vida o a la naturaleza. ¿Se puede hablar de todo ello en apenas 400 páginas. De esto y mucho más.


Es difícil entrar en un tema en concreto sin desvelar demasiado, así que comentaré un par de aspectos por encima que me estrujaron ya no el corazón, sino el alma al completo.

En primer lugar, la relación de Nassun y Essun. Essun nunca fue una madre ejemplar para su hija, pero hizo lo que debía para protegerla. Sin embargo, Nassun ha crecido en un entorno sin recibir un cariño verdadero. Es normal, dadas las circunstancias, que se aferre a un clavo ardiendo y que sea capaz de todo por él. En esa situación no se puede prever qué sucederá si la niña y Essun se reencuentran. Es una relación compleja, llena de recovecos y espinas, que Jemisin resuelve de forma brillante. Dura, como no podía ser de otra manera, pero coherente y brillante.

Por otra parte está la relación de Essun con los demás y consigo misma. Lleva tanto tiempo ocultando quién es, tomando decisiones por su propia supervivencia, que tendrá que rehacerse a sí misma si quiere tener una oportunidad de llegar hasta el final. Y eso también duele.

Sin embargo, lo que más duele es la propia historia de los orogenes. Las figuras centrales del relato siempre han sido lo más desgarrador de La Tierra Fragmentada (recuerdo en este punto los nexos y los hijos de Alabastro), y en este punto no lo es menos. Con ello, se entiende el origen de las Estaciones, del sistema del Fulcro, de los Guardianes… el mundo que ha creado Jemisin se basa en algo tan cercano que asusta.


Quizá haya sido que me encontraba en el momento adecuado, la narrativa de la autora con la traducción de David Tejera, los temas y las formas de tratarlos… muchas han podido ser las variables, pero lo cierto es que he leído todo El cielo de piedra con los sentimientos a flor de piel. Desde el primer capítulo hasta el último, pasando por una mitad que, aunque más pausada, no dejaba de destilar una rabia amarga, una crítica constante. «Hay ocasiones en las que lo más importante es el cómo, no solo el resultado final». Y este es el resultado final: aunque al final acabamos reduciendo la realidad a números para poder abarcarla mejor, Jemisin consigue que cada persona cuente. Aunque sean desconocidos, aunque no tengan una relevancia especial, la autora sabe dedicarles el tiempo para que la despersonalización no los elimine de la historia.

En ocasiones sucede que cuando tienes muchas expectativas respecto a una obra, esta te acaba decepcionando. Este no ha sido el caso. El cielo de piedra me ha fascinado, me ha hecho llorar, me ha hecho reír, me ha hecho reflexionar. Y sí, también me ha dejado con ganas de más, de un poquito más. Pero pocas cosas hay dulces en esta historia. Ni siquiera cuando duran para siempre.



Título: El Cielo de Piedra (Trilogía de la Tierra Fragmentada III)
Autora: Nora K. Jemisin
Traductor: David Tejera Expósito
Editorial: Nova (PRH)
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Año de publicación: 2019
Nº páginas: 398
Precio: 21,90€ / 9,99€ (ebook)






Laura S. Maquilón
Diseñadora, correctora y escritora. Redacto en Revista Windumanoth y Libros Prohibidos. Autora de El pasado es un cazador paciente e Izahi, a tus hijas.

martes, 31 de julio de 2018

~Reseña~ Horizonte Rojo Vol. 2, o la elección del mal menor




¿Cómo reseñar, llamémoslo, la segunda temporada de una serie sin destripar todo lo que ocurre en la primera? Fácil no es, así que para quien no quiera saber ninguna particularidad de lo que ocurre en Horizonte Rojo Vol. 1 (Episodios 1-3), le conmino a que corra a leer el nº 1, porque la historia de Kerr cada vez es más compleja, más intensa y cuando empiezas no puedes parar. También se puede escuchar qué me pareció el primer arco en A.K.A. mi abandonado podcast.

El segundo volumen de Horizonte Rojo agrupa los números 4-7 y, al igual que el primero, cierra un arco, si bien no es el final de esta serie de novelas cortas. Si en el Vol. 1, Rea Kerr tenía una misión que se le complica, aparecen traiciones, chantajes y organizaciones politicocientíficas bastante peligrosas, en el Vol. 2 asistiremos a un complot galáctico que se va fraguando poco a poco, con nuestra mercenaria favorita de por medio. Y ella no está pasando precisamente por su mejor momento.

El nº 4 es un descenso emocional a los infiernos de Kerr. Los hechos acontecidos durante el número anterior la afectan mucho más de lo que podríamos haber pensado. La capitana, apartada de su puesto por decisión de su padre, ve enemigos por todas partes y siente que es un desastre como mercenaria y como persona. A lo largo de los siguientes números continuará su evolución y veremos si es capaz o no de superar el terrible estado mental en que se encuentra.
Mientras tanto, dos acontecimientos desatan lo que serán las dos tramas principales de este arco: la vida amorosa de Kerr y su vida laboral.


En relación con la primera, Kerr encuentra una nueva compañera con la que se siente cómoda y feliz, pero no es la única mujer en su vida. Hay una lucha interior constante sobre sus sentimientos, sobre si lo que está haciendo está bien o no. Para el lector se ofrece un dilema similar, y es que no podemos dejar de empatizar con la protagonista, pero al mismo tiempo tenemos una perspectiva más objetiva. ¿Cuándo y cómo una relación se convierte en tóxica? ¿Cómo juzgamos nosotras a Kerr? Y, todavía más importante, ¿tenemos derecho a hacerlo?

La vida laboral de la mercenaria también tendrá mucho que ver con la personal, y es que en el transcurso de una misión se reencuentra con un familiar muy cercano que había desaparecido años atrás. Este reencuentro propiciará una serie de acontecimientos que tendrán eco en la Confederación de Planetas y la mercenaria no dejará de hallarse en situaciones en las que tendrá que hacer elecciones que podrían cambiar por completo el panorama político. Y no parece haber ni una buena.

El nº 5 diría que es una novela puente. Los hilos se van moviendo sin que se pierda el interés, con pequeñas misiones y una peligrosa búsqueda. Y entonces llega el nº 6 y la crudeza del 4 se queda en nada. Kerr es atrapada junto a otros miembros de la tripulación por una especie alienígena que históricamente siempre ha estado en guerra contra la humanidad. Es torturada durante horas, y ese evento será crucial para los giros que se desarrollan en el nº 7. ¿Que el 6 parecía el mejor episodio hasta la fecha? Pues en el siguiente se supera, se coloca a Kerr entre la espada y la pared en un asalto que se vuelve en su contra.


Mientras en el volumen 1, sobre todo en los primeros dos episodios, había bastante interacción con la tripulación para ir conociéndolos, en este la acción se centra casi en exclusiva en Kerr. La tripulación queda en un segundo plano excepto Rurik, hombre al que hay que achuchar muy fuerte y que sospecho que propiciará una inundación lacrimógena en el futuro. Pero aparte de las interacciones con él, Ariadne y Kirsten, todo está focalizado en Rea, en sus enredos, sus problemas con el alcohol, con los chantajes, con la familia. Sigue evolucionando como personaje y nos introduce en un mundo todavía más gris: aquel en el que no hay decisión buena, en el que el límite entre lo moral y lo que no lo es se desdibuja, en el que hay personas que no son buenas ni malas, solo perspectivas.

Para mí ha sido un chute, no podía dejar de leer y pasar las páginas. Y encima me ha dejado con unas ganas increíbles de leer la conclusión de Horizonte Rojo. Creo que Vega se ha superado: hay mejor control de los tiempos, de cómo se van descubriendo las mentiras y medias verdades, de los valles y los picos de acción, y eso se nota mucho a la hora de generar interés. Habiendo tiros, sexo, gravedad 0, drogas y política, lo que no entiendo es que la HBO no haya comprado los derechos ya. ¡HBO! ¡Netflix! ¡Aquí hay un filón! Mientras las televisiones despiertan, al resto nos quedan los episodios. ¿Para cuándo el próximo?


Título: Horizonte Rojo Vol. 2
Autora: Rocío Vega
Editorial: Café con leche
Encuadernación: Tapa blanda
Año de publicación: 2018
Nº páginas: 450
Precio: 17,90

Dalayn
Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.

viernes, 29 de junio de 2018

~Reseña~ Cuéntamelo otra vez, o un redescubrimiento de los cuentos clásicos




En medio de la vorágine por las reescrituras de cuentos de hadas, la editorial Pulpture se subió al carro hace un año e hizo la convocatoria para la antología Cuéntamelo otra vez. El resultado ha sido una recopilación de versiones de cuentos clásicos muy variadas, que caminan por lo humorístico, lo sangriento, lo terrorífico, lo distópico y lo nostálgico. No obstante, como ocurre con gran parte de las antologías, también es un tanto irregular.

El acercamiento a las referencias originales ha sido bastante diverso, aunque la mayoría se mueven entre la versión actualizada y el rescate de elementos o nombres.

En el primer caso nos encontraríamos "Cerillas", de Anna Roldós, "Hasta la medianoche", de Elein o "Hola Caperucita", de Toni Sicilia. La de Roldós es una adaptación preciosa del cuento de "La Cerillera" en una ambientación de ciencia ficción. La autora ha sido capaz de transmitir la desesperación de la protagonista, además de su necesidad de recuperar a su familia en unos momentos tan duros. El final, aunque esperado, sigue siendo un golpe. Para mí es uno de los mejores relatos de la antología. Por otro lado, "Hasta la medianoche" es una versión muy curiosa de "La Cenicienta" ambientada en la Tierra Media, en el mundo de Erebor, con Bilbo como Cenicienta y Thorin como príncipe. Los crossovers suelen sacarme bastante de las historias, pero la autora consigue con un estilo cuidado y que recuerda en gran parte a los cuentos clásicos transformar estas dos historias para dar un resultado único, entretenido y simpático. El caso de "Hola Caperucita" es bastante similar, con una tertulia muy graciosa entre la Bruja y el Lobo planeando comerse a Hansel y Gretel y la inclusión de referencias muy divertidas.

Nombres toman casi todos los demás, pero algunos se alejan más que otros del original. Por ejemplo, "Roja", de Diego Capalvo, utiliza los nombres de Caperucita, Lobo, la Abuela, etc, pero la historia recuerda a un Mad Max con un trasfondo que no acaba de explicarse y poco tiene que ver con la "Caperucita roja" que todos conocemos. El autor sabe llevar muy bien la acción, aunque le falta un pulido de estilo para que las escenas sean más claras y no sature tanto al lector. "El planeta de los niños perdidos", de Luis Carbajales, tampoco tiene mucho que ver con Peter Pan, a excepción de Wendy "Garfio", su protagonista, una pirata espacial que regresa a un planeta para reencontrarse con su pasado. Más parecido encontramos en "La verdad sobre Maravilla", de Luis Alberto Martín, la crónica de una isla perdida en el Mar Negro que se acerca a la historia de Lewis Carroll de una forma muy original, con espías y enredos políticos.

Subapartado de Hamelín dentro de la antología

También abundan los relatos de humor, como "Desventura en Hamelin", de Ander Mombiela, "El detective de Hamelín", de Alberto Berjón, u "Hola Caperucita". El de Mombiela es sin duda también otro de los destacados de la antología, con una historia muy simpática, ayudada por los guiños metaliterarios y una mezcla con "El gato con botas" de lo más divertida. En "El detective de Hamelín", Odón Pérez le roba todo el protagonismo al detective; para mí tenía mucho más interés que el misterio de las ratas desaparecidas.

Como podéis ver, hay muchos criterios que aglomeran algunos de los relatos, por eso no entiendo cuáles se han seguido para decidir el orden de los relatos. Hay cuatro dedicados a "El flautista de Hamelín" agrupados en medio de la antología, pero también hay un par sobre Peter Pan o sobre Caperucita que aparecen separados, y mezclados tonos muy diferentes.

Si salimos de la forma en que los autores se han acercado a las reescrituras y nos centramos en su calidad, para mí los más destacados son, como he dicho, "Cerillas", "Desventura en Hamelín", "Tres veces", de Laura Arenas Manzanares y Bailan los niños, bailan las ratas, de Ferran Varela. El de Arenas es un cuento oscuro y lleno de poética que bebe de "Los tres cabritos Billy". Quizá le ha faltado más equilibrio entre la acción y la descripción, pero la cadencia de los estribillos y la musicalidad están muy bien conseguidas, generando un ambiente tenso y siniestro muy acorde al relato. El cuento de Varela se aleja de la aureola de cuento de hadas y recurre a un ambiente de terror con una gran reflexión religiosa. Ni eso ni la figura del "cuentacuentos" son tácticas muy originales, pero está muy bien escrito y conseguida la desesperación del protagonista.

Después los hay con una premisa o una vuelta de tuerca bastantes originales, como los de "Hasta la medianoche", "La banda de los siete", de Miguel Martín Cruz, "Roja", "Notas discordantes", de Fernando D. Umpiérrez,  "El planeta de los niños perdidos", "La verdad sobre maravilla" o "Volar bajo las olas", de Daniel Garrido.


Martín Cruz monta una banda de mafiosos con los "enanitos" y transforma a Blancanieves en una heroinómana. La idea me ha llamado mucho la atención, pero creo que el relato se queda corto para desarrollarla como debe. También me ha gustado la voz del protagonista, muy bien conseguida, si bien las escenas quedan muy fragmentadas y se pasa muy por encima de cada tramo, no hay apenas profundidad. Lo peor es que, quitando a Sabio y Número 2, que supongo que sería Gruñón, el resto de "enanos" me han parecido indistinguibles y la necrofilia gratuita ha echado mucho para atrás mi sensación general del relato.

Umpiérrez plantea una distopía de la que desconocemos poco y cuya relación con el relato de Hamelín se descubre poco a poco. Sin embargo, el estribillo no acaba de funcionarme demasiado bien y el hecho de que la pregunta que inicia el relato no llegue a responderse me ha dejado un poco a medias.

"Volar bajo las olas" es una versión de "La Sirenita" en que la protagonista tiene una deformidad y por ello es convertida en atracción de feria. Es una historia que tiene mucho de melancolía y tristeza, como la de Andersen. Al igual que en "Bailan los niños, bailan las ratas", el autor acude al "cuentacuentos" para terminar de redondear el relato.

El resto de relatos no han acabado de convencerme y hay varios a los que les falta una corrección de estilo. Hay exceso de repeticiones y cuentos muy recargados a los que les habría venido bien un pulido, o quizá otra forma de distribuirlos les habría sentado mejor.

En cualquier caso, ha sido una lectura bastante entretenida, sin grandes pretensiones pero con visiones y voces muy interesantes. Ha habido también algunos ejemplos de subversión, como ocurre con la vengadora de "Roja", la alcaldesa de "Desventura en Hamelín", la pirata de "El planeta de los niños perdidos". Teniendo en consideración los cuentos de los que proceden, es agradable ver este interés en plasmar personajes femeninos más activos y que se salgan del molde tradicional. Lo más destacado de la antología es, además del cuidado que le han puesto a la portada y los detalles interiores, hallar estas versiones tan diferentes, plasmadas sobre todo en el apartado de Hamelín. Esto demuestra que se pueden crear nuevas historias a partir de otras con nuevos valores y sin renunciar a la originalidad. Si os gustan los cuentos de hadas, os animo a redescubrirlos con Cuéntamelo otra vez.

Otras reseñas:


Título: Cuéntamelo otra vez
Autores: VVAA
Editorial: Pulpture
Encuadernación: Rústica
Año de publicación: 2017
Nº páginas: 290
Precio: 14




Dalayn
Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.
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