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miércoles, 28 de marzo de 2018

~Cine~ Tomb Raider: Comparaciones (odiosas)




La nueva película de Lara Croft está en cines y, pese a que las comparaciones suelen ser odiosas, en esta ocasión es difícil hablar de ella sin mencionar los últimos dos videojuegos con los que se reiniciaba la saga. Así pues, en lugar de ir pisando con pies de plomo, prefiero hablar de ello abiertamente. Encontraréis, por lo tanto, spoilers varios tanto de la cinta de Alicia Vikander como de Tomb Raider (2012) y Rise of the Tomb Raider (2015). Y, por qué no, también mencionaré las películas protagonizadas por Angelina Jolie. Aunque no serán determinantes.

Siempre he disfrutado mucho de las aventuras de Lara. Conocí al personaje en una demo poco antes de que se estrenara Lara Croft: Tomb Raider en 2001. No recuerdo ni qué título era, solo que salía un oso enorme y que mi padre escuchaba la BSO de Ally McBeal mientras jugaba. Así que del juego no puedo decir mucho, pero sí del personaje que creó Angelina: una tía rica, guay, que resolvía acertijos antiguos y jugaba con pistolitas a dos manos. No se convirtió en mi película favorita, pero la vi muchas veces. Me gustaba Lara. Quería dejarme el pelo largo para hacerme una trenza como ella e ir dando brincos por la vida, a ser posible, sin destruir ruinas antiguas. Eso es lo que hace tener referentes (entre otras cosas).

Sin embargo, solo he jugado a los últimos dos videojuegos (es lo que tenía la recomendación +18), recientemente además, por lo que tenía muchas ganas de ver a la nueva Croft en pantalla. El resultado fue: cero decepciones. Da lo que promete, aventura, saltos imposibles y un misterio que resolver. Ah, y feminismo. Eso dicen en los medios. Una novedad respecto a las películas anteriores. Pues no, de eso no hay, debo decirlo. No sé si era la intención de una de las guionistas, Geneva Robertson-Dworet, o si lo dicen porque Vikander lo es. Pero en feminismo los videojuegos están mucho más adelantados, y tampoco es para tirar cohetes.

Han pillado toda la estética del videojuego también

¿Por qué? Empecemos por el principio. La película de 2018 tiene la misma premisa que el título de 2012: Lara es una novata que empieza a forjar su leyenda. Lo que han hecho ha sido coger el lugar en que se desarrollaba el videojuego pero utilizar los villanos de Rise of the Tomb Raider. ¿Para qué? Supongo que para crear una continuidad en la serie de películas, en caso de que se hiciera, y basar la segunda cinta en el título de 2015. Y me parece muy buena jugada. Aunque la esencia de la Trinidad se pasa bastante por encima durante el largometraje, está bien crear un hilo conductor que los espectadores (sobre todo aquellos que no han jugado a los videojuegos) sepan reconocer.

De esa forma encontramos a Lara queriendo hallar la tumba de Himiko, pero las razones que la guían son bastante diferentes. Mientras en el videojuego la joven Croft es arqueóloga y ha crecido en ese ambiente, en la película, Lara no tiene ni idea de en qué consistía el hobby del señor Croft. El personaje que crea Vikander tiene otros inicios: se niega a recibir la herencia de su padre porque eso significaría aceptar que ha muerto, así que vive como una chica rebelde con un trabajo de mala muerte. Si se va al Mar del Diablo es porque tiene la esperanza de saber qué le ocurrió a su progenitor y, en caso de que siga vivo, traerlo de vuelta.

En mi opinión, esto conforma un personaje mucho más interesante, con el que es más fácil empatizar y que encierra un potencial espectacular. Lara es cualquiera de nosotros, con sus problemas familiares y económicos; está perdida, no sabe qué hacer con su vida, con qué guiarse, cuál es su vocación. Es en este viaje donde lo descubre. Quizá no todos tengamos un padre tan rico como para acabar como ella, pero es una buena alegoría de ese tránsito entre la adolescencia y la adultez en que debemos hallar nuestro camino. Y también hay una demostración de que hay cosas que se nos dan bien sin haber estudiado, solo tenemos que practicar mucho para reforzarlas.


Me encanta ver los vídeos de preparación física de Vikander

El problema que esto conlleva es que Lara está sola. Al contrario que en el videojuego, no tiene un equipo detrás que la respalde y le preste ayuda. No hay más mujeres. Como en las películas de Angelina, tenemos una pitufina de protagonista, que sigue partiendo la pana, que sigue siendo maravillosa, pero que sigue siendo la única mujer de relevancia que aparece (junto a la ayudante de su padre, que tiene 5 minutos de pantalla nada más). Sabe luchar, sabe correr, sabe disparar con el arco y resolver acertijos, sigue siendo un personaje molón al que admirar, pero no es más feminista que su antecesor. En eso, Reyes o Sam aportaban mucho más, aunque tampoco fueran nada revolucionario. Excepto un personaje, en los dos nuevos videojuegos, todos los malos son hombres, y en la película ocurre lo mismo. A esto no le han dado más vueltas.

El otro asunto que no me acabó de convencer de la película, y esto es a título puramente personal, es esa negación de lo sobrenatural. Para mí, Tomb Raider siempre ha tenido un punto de fantasía inexplicable que me encantaba, y en 2018 ha venido la "cencia" a romper la magia (nunca mejor dicho). No es necesariamente malo, claro, pero sí un poco desilusionante.

Por lo demás, me alegro mucho de que hayan conseguido hacer una adaptación de los videojuegos con un camino algo diferente. La Croft de Vikander es más vulnerable y emocional, pero tiene un punto de orgullo y picardía en el que se deja ver que en un futuro pueda ser la Lara que vimos hace ya casi 20 años encarnada en Jolie. Yo, desde luego, espero que esas dos pistolas no fallen en la próxima entrega.

Esta es mi chica *.*

Dalayn
Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Soñadora de mundos y hacedora de historias. Escribo porque me hace feliz.

lunes, 20 de marzo de 2017

~Cine~ La bella y la bestia, o riesgo cero ante la multitud


No creo ser lo suficiente cinéfila para afirmar de forma categórica la falta de ideas de Hollywood, así que me remito a las palabras de mi señor becario. No es que la nueva versión de La Bella y la Bestia se parezca en algo a Stranger Things, pero apela al mismo sentimiento: la nostalgia. El hecho de que a la sesión que fui asistiera un 70-80% de público noventero así lo confirma. Íbamos a ver la versión de Disney con animación 3D y la cara de Emma Watson, y en ese sentido la película cumple su función.

Ahora bien, por mucho que mi yo fangirl se haya visto satisfecho y tuviera una sonrisa en la cara toda la película porque «qué bonito todo», la realidad es que me dejó fría, y que si me preguntan qué tal solo puedo decir «bueno, bien, entretenida». Sin embargo, me gustaría desglosar un poco qué aspectos me han gustado y cuáles no, hacer un poco de análisis para no quedarme en una mera conclusión subjetiva que viene dada por muchos factores.

viernes, 7 de octubre de 2016

~Cine~ El Hogar de Miss Peregrine para Niños Peculiares, o de Burton descolocado



Antes de que sigáis leyendo, me permito hacer un inciso/aviso: hoy vengo con el vitriolo removido. Tengo el sarcasmotrón a pleno volumen y no puedo pararlo. Quería hacer una crítica concienzuda, elaborada y objetiva, pero los tejemanejes de la vida han apagado la vena poética de mi cerebro. Al menos hoy. O a lo mejor es que me pasé de ñoño con la crítica de la semana pasada (Journey <3) y se me han acabado los recursos lingüísticos para el ornamento literario. Bueno, lo que decía. Que esto no es una crítica normal. Puede que haya risas. Puede que haya alzamientos de ceja. No lo sé, no estoy ahí. O sí. Por si acaso, no os deis la vuelta.

Bueno, que me pierdo. A lo que iba:

En la vida cinematográfica de la mayoría de los directores existen altibajos más o menos prominentes en su producción. Aunque (como siempre) todo es relativo a los gustos de cada cual, podemos nombrar dentro del grupo anterior a M. Night Shyamalan, Ridley Scott o el mismísimo Tim Burton. Lo cierto es que el señor de los pelos raros lleva demasiados años sin regalarnos una joya del calibre de Eduardo Manostijeras o Ed Wood (de hecho, lo último que puedo destacar de su filmografía reciente es Big Eyes, y sin mucho alborozo precisamente), con algunas de sus obras rozando lo indignantemente horroroso como Alicia en el País de las Maravillas.

viernes, 16 de septiembre de 2016

~Cine~ Star Trek: Más Allá, o de las grandes franquicias que nunca mueren


Cuando un producto cultural ha adquirido la categoría sentimental de la que goza Star Trek, puede incluso permitirse de vez en cuando relajar la presión sobre lo que sus más acérrimos seguidores esperan ver de ella. Star Trek puede presumir de una muy longeva carrera recorrida en los corazones de todo niño desde los años 60. En su trayecto ha podido presentar la friolera de cinco series de televisión con actores reales y doce películas, sin contar con el amplísimo submundo que componen medios-satélites como los cómics, novelas, videojuegos, etcétera; y en un nivel más oscuro (por sus, ejem, libertades para con el producto original), la dimensión fanfic, en la que mejor no nos introducimos para salvaguardar nuestra cordura.

viernes, 9 de septiembre de 2016

~Cine~ "BABADOOK", o de que no hay Mal que por bien no venga.

DOOK DOOK DOOK

Es de todos bien sabido que el panorama de cine de terror en los últimos treinta años no ha sido halagüeño en lo que a calidad cinematográfica se refiere. Con alguna honrosa excepción, la amplia mayoría de los títulos que pretenden asaltar la taquilla no son sino burdos intentos de emular hasta la más aburrida exactitud fórmulas que sí que revolucionaron el mercado cinéfilo con anterioridad. Vale más un ejemplo que mil descripciones, ¿no? Véase, si empezamos desde los prehistóricos años sesenta/setenta/ochenta, La Matanza de Texas, Viernes 13, Halloween o Pesadilla en Elm Street, y si nos acercamos más a la época actual, podemos observar con horror la fruición del género slasher con Scream o Sé lo que hicisteis el último verano y más recientemente las millones de secuelas de Saw, Paranormal Activity y más derivados dignos de serie B.

Sin embargo, y por suerte para nosotros los incansables buscadores de calidad en el cine, surgen de cuando en cuando experimentadores valientes cuyo producto traspasa las barreras del estiramiento de chicle, al ser su fórmula intrínsecamente única y difícilmente reproducible en decenas de secuelas. Podría hablar largo y tendido sobre alguna de estas pequeñas joyas que han sobrevivido a la codiciosa mano de Hollywood manteniendo su legado intacto, pero para el propósito que nos atañe, me voy a centrar en la que os traigo hoy.

Aviso antes de comenzar: va a haber espoilers gordos gordísimos como para parar un obús en plena trayectoria. Continuad leyendo a vuestra cuenta y riesgo.

Representación gráfica de espoiler.

Babadook, a simple vista, podría dar la impresión de que trata de un libro demoníaco cuyo espíritu se libera tras leerlo (al más puro estilo The Ring pero en menos moderno) y que se dedica a torturar a una pobre viuda y a su hijo por el simple hecho de ser El Mal.

He escuchado críticas muy polarizadas con respecto a esta maravilla de película (creo que queda patente en qué polo me sitúo). Lo cierto es que, o la amas hasta el Fin de los Tiempos o la odias por ser Vaya Rollo de Película que Meh. Ciertamente, si al sentarnos a verla esperamos (y queremos) ver la película descrita en la sinopsis que he hecho arriba, la decepción será vuestra más fiel compañera. Los que deseábamos encontrar algo diferente en el tratamiento de la temática, que además resulta verdaderamente terrorífico, podemos encontrar en Babadook una puerta a la esperanza de que el género es capaz de realizar un producto de calidad.

Holi.
Evidentemente, Babadook no es una película de miedo al uso. No depende de los sobresaltos ni del volumen del televisor para generar constricción en nuestras entrañas. Apela a nuestro más primario sentimiento humano con la intención de causarnos un malestar continuado por el simple hecho de existir. Me explico de la mejor manera posible: cómo he percibido yo el sentido de la película. Lo llamaré La Sinopsis de Verdad de la Buena.

No hay bichos malos por aquí.

El filme comienza con una mujer (Amelia), escritora de libros infantiles (importante), a punto de dar a luz, sentada en el asiento del copiloto de un coche que conduce su marido, camino del hospital. Un accidente con el automóvil causa la muerte de su esposo. Años después, el niño (Sam) crece con evidentes problemas de conducta y socialización. Nadie soporta al niño. Ni su propia tía. Mientras, Amelia vive en una perpetua depresión causada por la soledad y por no haber podido superar la muerte de su marido. El cumpleaños de su hijo lo celebra otro día por coincidir con tan dolorosa fecha, y no soporta que pronuncien el nombre de su marido. Ya no intenta escribir y se ciñe a su trabajo como enfermera en un asilo para ancianos. Cualquier intento de hacer su vida avanzar (dícese, buscar alguna otra relación) se ve frustrado por la actitud del propio Sam, cuyos problemas mentales son cada vez más evidentes y problemáticos. Una noche, el niño le pide que le lea un cuento que acaba de encontrar en la estantería: Mr. Babadook. Al empezar a leerlo en voz alta, Amelia se da cuenta de que el libro en cuestión no ofrece un mensaje constructivo para los niños, sino que promete al lector causarle la más terrible muerte.

Lectura de sobremesa.

A partir de este momento, Sam, que ya de por sí mostraba una tendencia peligrosa a querer luchar contra monstruos, comienza a obsesionarse con el Babadook, insistiendo en su existencia. Dicho comportamiento no hace más que añadir más leña al fuego de la desesperación de Amelia, que comienza negándolo todo pero que conforme su ánimo se debilita y se vuelve más vulnerable, la histeria de su hijo acaba por apoderarse de ella. Al final, el Babadook la posee y ésta intenta matar a Sam (la fuente de todos sus problemas) tras acabar con la vida de su perro. El Babadook no es vencido hasta que Amelia no es capaz de superar la muerte de su marido y aceptar a su hijo como su legado, y no como su problema.

Que no hay biiiiichos. Pesao.

Lo que de verdad hace esta película diferente es que el enemigo a batir no proviene de una fuente fantástica, esotérica o demoníaca, ni siquiera de un asesino en serie. No hay una manifestación física a la que echar la culpa de lo malo que ocurre, ni tampoco hay consuelo por saber «que no existe». El miedo atroz que provoca el Babadook es muy parecido al que sentí cuando leí El Señor de las Moscas (gran, grandísima obra, por cierto, que todo el mundo debe leer sin falta). El ente contra el que se lucha en Babadook no es otro que el mismísimo Mal que habita en todos nosotros. Y no hablo del Mal como algo externo que nos posee, sino como aquellos pensamientos que inmediatamente apartamos de nuestras cabezas por lo horrible que sería que lo llevásemos a cabo. En el caso de Amelia, su Mal es que en el fondo odia a su propio hijo, puesto que para ella él es el culpable de que su marido le haya sido arrebatado. Y no contento con eso, el niño hace lo imposible por hacerse de odiar y frustrar cualquier intento de vivir la vida miserable que ella misma se ha impuesto. Su debilidad mental hace que ese Mal que se esfuerza en reprimir tome la forma del Babadook (que, por cierto, mi teoría es que ella misma lo escribe pero como está volviéndose loca no lo recuerda) hasta que acaba tomado el control de su vida.

El Putoniño.
¿Quién no ha tenido pensamientos asesinos alguna vez en su vida? «Pero yo nunca lo haría», me diréis. Mi respuesta es: Amelia también pensaba eso. Sin embargo, ¿podéis asegurar que en un momento de extrema debilidad anímica no se os vaya a ir el tornillo derecho hasta el punto de comenzar una masacre de carácter mundial? De ahí el verdadero miedo. Miedo que no necesita de sustos, ni de gore, ni de bichos feos. Terror con mayúsculas, con Q de calidad y con estrella Michelín.

¿Te ha gustado la cena? Por cierto, quiero matarte.

¿Merece entonces un FUCKING FUCK YES QUE TE RETUERZA LAS ENTRAÑAS? Pues FUCK FUCKING YES, todos los que hagan falta. Sobre todo si lo que buscáis es un título del género de terror distinto, con unos personajes bien perfilados y una trama que implica pensar más allá del mata-mata.




Charles D.
Filólogo, lingüista, lector irredimible y cinéfilo/seriéfilo empedernido. Digo muchas tonterías en Twitter (@OrdHum). También escribo si me dejo.

viernes, 2 de septiembre de 2016

El Señor de los Anillos como agente liberador


Vais a perdonar que hoy no me pasee por el venenoso blog con una reseña bajo el brazo; también que no llegue a la hora habitual y me retrase en la publicación, pero creo que lo merece.

Llevo tiempo con la idea rondando por la cabeza de escribir sobre lo que hoy me traigo entre manos. Es curioso cómo han cambiado las tornas de la cultura popular en los últimos veinte años. Ya no hablo de internet, ni de la fuerza que tiene hoy en día. Hablo de antes de que su uso se masificase. Antes de los smartphones, de los facebooks y twitters, e incluso de los propios blogs. Hablo de cuando las noticias venían por las revistas, de cuando los tráilers los veías únicamente antes de las películas, de cuando no había vídeos virales y de cuando los trucos en los videojuegos viajaban de boca a boca.

Antes de entrar en el siglo XXI, el «mainstream» en los colegios era muy distinto al actual. No había macro-universos cinemáticos ni comunidades online. Hasta el bullying era distinto (no se llamaba «bullying», sino «abusones»). Leer fantasía o involucrarte en un mundo fantástico mediante juegos de tablero o de rol, por lo menos en mi experiencia, era un «pringado» automático en tu expediente social que te recluía a un rincón del patio de recreo donde te juntabas con los tres o cuatro amigos que compartían tus gustos. Si hablabas del tema, que no fuera muy alto si no querías ser objeto de chiste por parte de los «molones» que jugaban bien al fútbol, veían fútbol, hablaban de fútbol y llevaban equipamiento de fútbol a absolutamente todas horas.

Google Maps no tiene nada que hacer aquí
Como digo, todo esto era de otra época, de antes de cambiar de siglo. De antes de que la cultura popular comenzase a ser maleada por las furias de internet.

Sería allá por mediados de diciembre de 2001, cuando se estrenó una película que, tal y como hiciera STAR WARS por los años 70, dejó a todo el mundo boquiabierto con la primera entrega de la adaptación al cine de una de las novelas consideradas más complicadas de trasladar al celuloide: El Señor de los Anillos.

Tío, ¿qué comiste ayer?

Todo el mundo la había visto. Todo el mundo la comentaba por los pasillos. Cómo mola. Pedazo de efectos especiales. ¿Y los orcos? ¿Y CUANDO SALE EL BALROG? Los límites del rincón de los «pringados» cada vez se hacían más difusos, y podíamos llevar nuestros juegos por más sitios y cada vez con más gente. Podíamos jugar a ser la Comunidad del Anillo, matando orcos a diestro y siniestro sin miedo a posibles repercusiones dentro de la micro-sociedad que constituía el colegio. Había juguetes, espadas, trajes, pósters de todo tipo para desatar nuestra pasión tolkieniana. La lectura era aún un tema tabú, pero se toleraba siempre y cuando no se hiciese mucho alarde de ello.

¿Cuántas veces los hemos leído en bucle?

No sólo de ESDLA estoy hablando. Apenas un mes antes, Harry Potter y la Piedra Filosofal se estrenaba también en los cines. También la había visto todo el mundo, y la comentaba, y jugaba a ser mago. Hogwarts y la Tierra Media se habían convertido en un campo diáfano por donde la imaginación infantil se movía a sus anchas. Los que leíamos comparábamos en los pasillos entre clases por dónde nos habíamos quedado la noche anterior. Reconoceré aquí ante todos vosotros que la primera historia que escribí en mi vida se llamaba Fred y George y la Ciudad Volcán (recuerdo que recibí una pequeña bronca de la profesora porque había un par de líneas un tanto polémicas. Sacad vuestras propias conclusiones si queréis). La Amenaza Fantasma había llegado unos años antes, pero éramos demasiado pequeños para comprender el impacto de su estreno, así que el fandom no se desarrolló en mi generación hasta tiempo después, cuando sus dos infames secuelas dieron el salto al cine.

Pues el bicho éste me hizo gracia cuando lo vi en el cine.

Por supuesto, la fiebre dio paso a otras cosas que no vienen al cuento ahora, pero sin embargo el poso que dejó la adaptación de Peter Jackson en la memoria colectiva (esto es, aceptar el término “fantasía” con acepciones no-negativas) es algo digno de elogio y por lo que siempre estaré agradecido. No entraré en cuestiones de si es mejor o peor adaptación, de qué película es mejor o de si Tom Bombadil, Tom Bombadi-ló. El Señor de los Anillos fue una puerta abierta a un mundo que muchos debíamos traspasar de puntillas, una extensión de posibilidades que nos permitió comportarnos como nosotros mismos delante de todo el mundo. Y lo más importante de todo: nos abrió el camino a la lectura, en mayor o menor medida. A querer descubrir más mundos, más historias. A querer ampliar horizontes y a querer obsesionarnos con más aventuras.



Charles D.
Filólogo, lingüista, lector irredimible y cinéfilo/seriéfilo empedernido.Digo muchas tonterías en Twitter (@OrdHum). También escribo si me dejo. 

viernes, 26 de agosto de 2016

~Cine~ "Escuadrón Suicida", o del arte de dar palos de ciego



Más vale tarde que nunca, o eso dicen. Esto de ver las películas cuando medio mundo ya las ha sobreanalizado hasta el hastío tiene sus pros y sus contras. El pro más importante: es un bálsamo infalible para el control de expectativas. Al saber lo que uno se va a encontrar más o menos, es posible deshacerse de toda intentona de búsqueda de errores para centrarse en disfrutar las cosas buenas que pueda ofrecer. El contra más puñetero: que es totalmente imposible deshacerse de todas aquellas críticas negativas que ya has leído hasta la saciedad, hasta el punto de que es imposible no verlos.

Pero quiero empezar por lo bueno. Antes de nada (como siempre) es de rigor avisar que esta reseña va a ir hasta las cejas de espoilers. No espoilercillos de esos que no te das ni cuenta. Hablo de espoilerones como casas que pueden machacar la película. Avisados quedáis.

Con todos sus puntos flacos, es una película que se deja ver. Tiene acción y chascarrillos a montones, así que es medianamente entretenida para la mente que no busca más que BOOM BOOM ZAS ZAS TATATATATATA PEW PEW FSCCHIUUUUUU. En ese sentido cumple más que de sobra, entregando una trama simple, en la línea de una película más de superhéroes (notad que he dicho superhéroes, y no supervillanos, que es lo que nos vendían en las promos). Nada especial.

Oye, ¿en tu contrato no decía que éramos los malos?
Otro punto bueno: Margot Robbie y Will Smith como Harley Quinn y Deadshot, respectivamente. Sobre todo en la primera mitad de la película se sienten como adaptaciones palpables y reconocibles de los personajes de los cómics. Me alegré mucho de encontrar positivo este aspecto ya que era una de las cosas que más me preocupaban cuando se anunció años ha. Ambos hacen un trabajo loable cuando el guión se lo permite, e irradian carisma a borbotones cuando aparecen juntos en el plano.

El caso de Leto, muy comentado por aquellos lares de infinita sabiduría que es internet, me tiene dividido. Si bien el doblaje no ayuda a que me crea al Joker, en la película hay demasiado poco metraje suyo como para poder valorar su participación como algo positivo o negativo. Pienso que podría haber hecho mucho más, y mejor. Pienso también que si en el futuro usan al Joker como es debido Leto puede lucirse mucho más. Porque al final, a pesar de mucho «método» y leyenda urbana sobre su preparación para el personaje, han incluido tan poco de su trabajo en el filme que apenas se puede entrar a valorar.

Moviéndonos a un plano más negativo, mi primera impresión al salir del cine fue que a Ayer le habían “JoshTrankizado”, y que Escuadrón Suicida había sido “CuatroFantastizado”. Me explico: Entiendo el proceso mental que llevó a Fox y Warner respectivamente a acudir a estos dos directores noveles para encargarles la realización del reboot de Los Cuatro Fantásticos y Escuadrón Suicida. El primero, con Chronicle, había demostrado que podía hacer una película de adolescentes experimentando con sus nuevos poderes de una manera exitosa (perfecto para lo que debió haber sido 4F al final). El segundo, con Sabotage, había demostrado ser muy hábil a la hora de representar a un grupo de tipos duros que no dudan en volverse contra ellos mismos con tal de llevarse el dinero (también perfecto para lo que debía haber sido Escuadrón Suicida). Sin embargo, y tal es la mentalidad ejecutiva, el producto que ambos entregaron no terminó de gustar a los directivos en cuestión, a los que les entró el canguele y decidieron «arreglarlo» para evitar un posible fracaso en taquilla.

Cuestionándose el sentido de la vida.
Lo que ocurre es que el resultado final, que en ambos casos prometía ser subversivo y dar un aire fresco a un género cada vez más lastrado por sus propios convencionalismos, acaba siendo un batiburrillo de las buenas ideas iniciales mezclado con los clichés más trillados del cine superheroico. Al final, el resultado es peor porque a la película le cuesta sostenerse por carecer de cimientos fuertes. He notado demasiado el intento de «vamos a meter ya lo que le gusta a la gente en la película, no vaya a ser que innovemos demasiado». ¿Que a la gente le gustó mucho el tráiler por el buen uso de la música que hacía? Pues metemos siete canciones distintas en los primeros diez minutos de película. Y después también. Que oigan, no me malinterpreten, las canciones son buenísimas; parecía escuchar mi lista de favoritos de Spotify. Pero el bombardeo de clásicos de rock se hace cansino por la necesidad de usarlo cada dos por tres.


Ese miedo a innovar «por si fracasa» infecta a Escuadrón Suicida como una gonorrea mal cogida. Los personajes, que nos vendieron como «los malos», acaban comportándose como nunca lo haría su homónimo en el cómic. Igual que he dicho que al principio Harley y Deadshot eran como debían ser, conforme traspasamos el ecuador de la película van perdiendo su identidad hasta volver al maniquí con ojos y comportamiento al uso con el que los directivos están más cómodos. Por ejemplo, en la escena del bar, Harley Quinn, conocida por ser una psicópata sumisa a Joker y además estar como una cabra, intenta RAZONAR con el Diablo. En serio. Razonar. Harley Quinn. Seriously. No es consecuente con su personaje, y ahí pierde credibilidad.

Hablando de el Diablo. Se une al Escuadrón, ¿Cuánto tiempo? ¿Cuatro horas? ¿Y eso es tiempo suficiente como para que al final de la película aparezca diciendo “no quiero perder a mi familia otra vez”? Sin empezar a hablar de Encantadora, que la convierten en un villano más de usar-y-tirar, plano como la línea de pensamiento de un concursante de Mujeres, Hombres y Viceversa. Slipknot, al que presentan como «ése», y que matan a los tres segundos de empezar la operación. Boomerang, que da mucha vergüenza ajena y aún no estoy muy seguro de por qué narices debe estar con el Escuadrón. Las posibilidades que abrían con sus ideas iniciales se ven masacradas por la propia inutilidad de los que mueven los hilos y están dificultando el despegue de la franquicia DC.

¿Que tenemos que enfrentarnos a ESO? ¿ESA MIERDA?
Voy a parar aquí porque creo que he dejado mi posición bien clara. Me da mucha rabia porque podría haber sido la prueba que Warner necesitaba para demostrar que se preocupan por el producto que tienen entre manos. Sin embargo, lo que han demostrado es que para ellos no hay diferencia entre hacer DC, Marvel o Image comics. Para ellos, la propiedad intelectual que tienen en su poder es «tipos con trajes raros dándose de palos con otros tipos de trajes más raros», sin ver más allá. Y por eso sus películas pierden fuelle y apoyos constantemente.

En definitiva, es una película normalucha, de mata-al-villano al uso, sin aprovechar el gigantesco potencial que los personajes de otorgaban. Una pena.

¿Merece entonces un FUCK YES? Pues no. Ni fuck, ni yes, ni meh, ni nada. No digo NO, porque tampoco la considero mala de suspenso. Pero estoy demasiado enfadado como para otorgarle el MEH que se merece.





Charles D.
Filólogo, lingüista, lector irredimible y cinéfilo/seriéfilo empedernido.Digo muchas tonterías en Twitter (@OrdHum). También escribo si me dejo. 

viernes, 19 de agosto de 2016

~Cine~ "Cazafantasmas" (2016), o de la crisis de identidad

OH MY GOD TIENEN TETAS. NUOOOOORRRRLLLLL
Sentado frente a la pantalla del cine, esperando a que los títulos de crédito comenzasen a asomar, hacía un esfuerzo mental importante para intentar desquitarme de todo lo relacionado con esta película que había leído previamente por internet. Quería enfrentarme a un film tan polémico con la mente en blanco para que mis impresiones no se vieran influidas por todo el sensacionalismo barato que la había rodeado desde el momento en que se anunció.

El Ataque de los Trolls
El caso es que quería que me gustase. Quería dar una señora metafórica patada en la boca a todos aquellos de mente estrecha que vaticinaban una película horrible por el simple hecho de que los personajes protagonistas fueran mujeres. Me alegra anunciar que, una vez acabados los créditos, el hecho de que las protagonistas fueran poseedoras de mamas en vez de penes no es un factor que influya en absoluto en el resultado final. Ni mucho menos. Hay otras cosas que me gustan más y otras menos, pero ya lidiaré con ello más adelante.

Antes de nada he de decir que, como buen perteneciente a la prole de los noventa, me he tragado las antiguas Cazafantasmas así como chorropocientas veces en mi niñez con las repeticiones televisivas de rigor. Pero tampoco me considero fan acérrimo de la franquicia como tal. Es decir, están bien, las recuerdo con el cariño que merecen todas aquellas películas que marcaron mi infancia, pero no creo que les haya puesto la etiqueta de «idealizada» como otros muchos que hay por ahí. Quizá este punto de distanciamiento para con lo que «es» la película y «lo que debe ser en mi cabeza» me da una perspectiva que muchos críticos no tienen a la hora de escribir sobre ella. Pero de nuevo, me explayaré sobre esto más adelante.

Como en todos mis comentarios, me gusta siempre resaltar lo positivo antes que lo negativo. Y habrá algún que otro espoiler, ya sea gordo o chiquitín, pero yo lo aviso ya, no sea que me linchéis a posteriori. 

Si hay algo que me ha gustado de la película es lo autoconsciente que es de sí misma, de la (triste) polémica que suscita y del punto al que aspira llegar. No pretende cumplir ninguna expectativa, sino establecerse por sí misma por sus propios méritos, utilizando el humor como herramienta para enfrentarse a las críticas.

¿En cuál me amáis más?
Me encanta, y mucho, el personaje de Chris Hemsworth, que abraza con alegría el rol de hombre cosificado por su físico con la mayor naturalidad, desplegando su encanto como tonto adorable y mofándose de los clichés del «secretariado» sexualizado que Hollywood había estado distribuyendo casi desde el Inicio de los Tiempos.

Más cosas buenas. Kate McKinnon es, de lejos, lo mejor de la película. Transmite una personalidad y una fuerza a su personaje para hacerlo reconocible que supera con creces al resto de sus compañeras de reparto. Es también la mayor fuente de risas de toda la película, protagonizando los gags más efectivos de la misma.

Wink.
El amor que el equipo creativo siente hacia las películas originales es palpable, en parte gracias a los guiños constantes y las referencias internas (y los cameos) que consiguen colar en casi cada escena. Por eso las críticas que apuntaban a un posible destrozo por parte del equipo directivo de una saga tan querida como ésta no se sostienen por ningún lado. Se nota, y mucho, lo muchísimo que aman y respetan las producciones originales, y eso es algo a valorar teniendo en cuenta el pastel en el que se han metido.

Los cameos de rigor no podían faltar

Creo que aquí puedo empezar a intervenir con los puntos negativos. Hemos dejado claro que uno de los puntos fuertes de la película es lo desternillante que puede llegar a ser. Sin embargo, virtud y perdición se funden en este caso. Quizá es porque como ya he dicho, no puedo considerarme fan loco de Cazafantasmas, que porque a lo mejor mi recuerdo de las películas coincidía con algo totalmente distinto a como lo percibieron Paul Feig y compañía a la hora de rodarla, pero para mí, el Cazafantasmas antiguo era más aventura con toques cómicos, cuando el Cazafantasmas actual es precisamente lo contrario: comedia pura con algo de aventura de por medio.

Y el caso es que sí, te diviertes con ella. Las risas están aseguradas desde que escogieron como reparto a medio Saturday Night Live. Sin embargo, a veces tiene uno la sensación de estar viendo precisamente un programa especial de Saturday Night Live basado en Cazafantasmas. Quizá soy yo solamente, pero esperaba que la temática de aventura (que la hay) tuviera un papel predominante en la trama, con chascarrillos sueltos que me hicieran pasarlo bien.

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Tampoco ayuda que el tipo de humor sea tan absurdamente simple. Si, te ríes aquí y allá, y la sala estalló en carcajadas más de una vez durante la película, pero al final no dista mucho del humor simplón típico de la filmografía de Paul Feig (véase La Boda de mi Mejor Amiga, Cuerpos Especiales o Espías). En todo caso, si el espectador en cuestión es asiduo del susodicho director y amante de su trabajo, encontrará en Cazafantasmas una delicia que disfrutará a buen seguro hasta el final.

No es mala película per se, pero como en tantas otras cosas, la distancia entre lo que uno espera y el resultado final hacen que la impresión no sea la mejor. Pero los personajes de Hemsworth y McKinnon y los muchos guiños a los fans más antiguos de la saga compensan el relativo mal trago.

¿Merece un FUCK YES QUE TRASPASE LAS FRONTERAS INTERDIMENSIONALES? Más bien un FUCK MEH, bailando entre el yes y el ‘quitabicho’ según los gustos humorísticos de cada cual.





Charles D.
Filólogo, lingüista, lector irredimible y cinéfilo/seriéfilo empedernido. Digo muchas tonterías en Twitter (@OrdHum). También escribo si me dejo.
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